lunes, 22 de junio de 2009

Gaston Joseph Engin, militante del conocimiento

Séneca dijo, alguna vez, que “Quien muere y es olvidado, dos veces muere.”. Es por esto que resulta importante y provechoso traer a la memoria los nombres de eximios personajes de la historia injustamente desvalorizados. Ya hemos mencionado a hombres como Thomas Seisyllwg, Kyle Capsize y Gabriel Bocángel. Es ahora el turno de explorar la vida y obra de Gaston Joseph Engin.
Engin nació en 1899 en el seno de una familia burguesa parisina. Tuvo una infancia desdichadamente nefanda; presenció el fusilamiento de su padre como resultado de un negocio turbio, a la edad de 6 años. Su adolescencia fue terriblemente funesta dado que su madre decidió suicidarse frente a sus ojos, ingiriendo dosis elevadísimas de pentazemina y benzodiasepina. Pasó entonces al cuidado de su abuela, una mujer desagradable de valores puritanos estrictos. Su primera y escuetísima relación amorosa la tuvo con la más joven de las criadas de la familia, la tentadora Christine Surmamelon, dos años mayor que él. Con ella tuvo una hija a quien abandonó en las escalinatas del Hospice de la Sainte Charité, para nunca volver a verla.
El joven fue un estudiante destacado y brillante. Acaso por esto, fue aislado por sus pares. Su única compañía por entonces fueron los libros heredados de su abuelo. En un primer estadio, se halló fuertemente influenciado por las ideas de colosales sofistas griegos como Carnéades, Filóstrato el Viejo, y, sobre todo, Apules de Argira (a quien se atribuye la inspiradora sentencia “Σκέψης είναι λόγος φύλο μπάλες λουλούδι φυλακή. Σώμα άλογο σκύλος γάτα το ποντίκι.”), todas leídas en una popular colección de la época “Philosophie pour Naissants”. En una segunda etapa, se adivinan fervorosas lecturas de Kant, Kierkegaard, Husserl, Jansson, Heidegger, Sade, Moumin, Nietzche, Proudhome, Marx y especialmente de Frederick Schelgenberg, cuya concepción materialista de la historia lo entusiasmaría mucho, llevándolo a afiliarse al Parti Communiste francés (al que, luego de una relectura más atenta de Schelgenberg, abandonaría por diferencias ideológicas). Entre sus primeras obras se encuentran: “Critique de la Psychanalyse dans une Perspective Materialiste”, “Critique du Materialisme dans une Perspective Psychanalyste” y “Critique de la Critique dans une Perspective Critique”. Todas las mencionadas, se presentaron en una única edición de 1924 denominada “Critique”, de 635000 páginas, sin contar el voluminoso prólogo.
Participó en el vigésimo cuarto Congrès Parisien de Philosophie, y tuvo la oportunidad de asistir a la famosa conferencia dictada en La Sorbonne por el maestro Johann Von Tür, que congregó a las principales figuras del pensamiento europeo de la época, excepto Lacan.
En 1938 conoció a Simone de Beauvoir, con quien tuvo amoríos fugaces para enfurecer a Jean-Paul Sartre, a quien había conocido en su época de estudiante. En palabras de Lacan, la relación entre Sartre y Engin fue siempre “como el segmento de la recta secante que une dos puntos pertenecientes a una misma curva con concavidad definida”. Pese a la gran amistad que los unió en su juventud, la obra “Sur le Mauvaise Compréhension de la Catégorie du Temps dans L’Être et le Néant” de Engin, publicada bajo el seudónimo de Jean-Paul Satyre, dio lugar a una amarga rivalidad malsana. En ella, Engin realiza una ácida burla de los principales postulados cardinales de la filosofìa sartreana, particularmente de “Manger est appropier par la destruction.”. La enemistad recrudeció cuando Engin se negó a firmar el Petitorio de Intelectuales Autoproclamados dirigido a De Gaulle, velando por la independencia de Argelia. La minimización de la violencia ejercida y la maximización de los derechos de integridad física de los argelinos fueron su justificación. Sartre calificó estos dichos de “petit bourgeois”, a su vez, Engin lo tildó de “gaucherét”. Sin embargo, consta que existió una gran admiración mutua; así por ejemplo se cuenta que con la aparición de la obra más importante de Engin, “Un Morceau de Fromage”, Sartre afirmó su sana envidia con estas palabras: “Lo daría todo por haber sido capaz de escribir algo tan grande como eso del queso.”.
Sus mejores amigos fueron el doctor Jacques Lacan, Theodore Adorno y los pintores Maximilien Hippolyte Croûte y Haanssens van Hoogsenbeeck. Son incontables las referencias al opus artis de estos últimos a lo largo de los ensayos de Engin, proveyendo numerosas exégesis de muchos de los cuadros. Particularmente la obra “Discussions sur l'Art” fue famosa por ser una de las primeras en llamar la atención sobre la obra del pintor holandés, a raíz del cual sentenció que “el arte jamás ha de intentar ser popular. Es el vulgo el que ha de intentar ser artista.”. También fue uno de los primeros en caratular sus obras de “conmovedoramente rompedoras”. Amigo también de Picasso, Albert Camus, Maurice Merleau-Ponty y Valentine Marie Augustine Gross, mejor conocida como Valentine Hugo, con quién también tuvo un exiguo devaneo.
En 1944, asistió a la lectura entre amigos de “Le Désir Attrapé par la Queue”, inmortalizada en aquella fotografía que ha recorrido el mundo, y que se reproduce en este artículo. Luego de poco más de una década de incesantes batallas contra la hemoglofagia HGV-N1, falleció en el Hôpital Saint-Louis, a los 83 años de edad. Se dice que sus últimas palabras fueron: “Metáfora de las metáforas: He vivido toda mi vida sólo para este moment…”

Entre sus muchas obras, destacan:
“Conférences sur le Materialisme Dialectique” (serie de conferencias dictadas entre 1949 y 1952).
“L'Essor des Nationalismes en Europe”
“La Généalogie de l'Histoire et l'Histoire de la Généalogie”
“Les Salons Parisiens” (compilación de ensayos de crítica artística de la juventud, al estilo de Saint-Beauve)
“Le Thérapeute” (conversaciones con el doctor Lacan)
“Les Belles Réalités”
“Les Affinités Électives” (Obra buffa)
“La Légende Des Siècles” (Análisis y crítica del retro-revisionismo histórico)
“Les Hereux Présages” (Novela)
“Les Puits de Vérité”(Ensayo)
“Le Bouchon d’Epouvante” (Obra teatral)
“La Clef des Rêves” (Ensayos sobre un nuevo modelo psicoanalítico)
“Le Modèle Rouge” (Ensayos sobre China)
“L'influence de la Pensée de Saint Simon dans l'Anarchisme Moderne”.
“Les Vacacances de Hegel” (Novela epistemológica)
“Histoire de la Philosophie: De Mégananolés à Sartre” (donde revela su gran erudición).
“Commentaires sur l'Oeuvre de Madame De Beauvoir, Le Deuxième Sexe”
“L'homme Cassé” (Novela)
“Grammaire Mise à Jour de l'Espéranto”

Imágenes:
Retrato de Gaston Joseph Engin a los 43 años. Fotografía. 1944.
Lectura de “Le Désir Attrapé par la Queue”. De pie, de izquierda a derecha: El doctor Jacques Lacan, Cécile Eluard, Pierre Reverdy, Louise Leiris, Pablo Picasso, Zanie de Campan, Valentine Hugo, Simone de Beauvoir, Gaston Joseph Engin, Brassaï. Sentados: Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Michel Leiris, Jean Aubier.

sábado, 23 de mayo de 2009

Ginés de Villaviciosa y Zorrilla, monje de la pluma y poeta del vicio

Sin ti
el tiempo
es empo
para mí.


El autor de tan grandes palabras, artista de la plurisignificación, que se transluce en estas líneas tan simples como profundas, nació en Valladolid, en el año de 1561, el mismo día en que comenzó el llamado Conflicto de Vallaespina, entre España y Francia. La historia de su concepción es dramática. Se cree que su madre, Manuela de Villaviciosa, que entonces contaba sólo con quince años, estando en la flor de su edad, fue víctima de un gangbang perpetrado por tres soldados, presuntamente el famoso poeta Joaquín Esteban de la Fuente y sus hermanos, Valeriano y Sebastián Ignacio. Aunque esto nunca pudo ser demostrado, Ginés de Villaviciosa debió cargar con el estigma de ser hijo de ramera, durante toda su vida.
La infancia de de Villaviciosa y Zorrilla fue dura. En su adolescencia, conoció las letras al ingresar a la universidad de Salamanca, donde trabó contacto entre otros con el laureado poeta Luis de Góngora y Argote. Influenciado por este, decidió tomar los hábitos, poniéndole fin a una historia breve aunque intensa de libertinaje. Sus primeros trabajos se centran en lo que se ha dado en llamar poesía casticista. Rompió sin embargo su relación con Góngora luego de la publicación de la obra “Soledades”, de fuerte inspiración Delafuentista. A lo largo de su vida, Ginés de Villaviciosa y Zorrilla encarnó la oposición total a los ideales estéticos y a la figura de Joaquín Esteban de la Fuente. Su primera obra, “El bufón del Villorrio” fue una ácida parodia de “El cómico de la aldea”. Casualmente, el protagonista de la obra de Ginés de Villaviciosa y Zorrilla lleva el nombre de Joaquín Esteban Viciosa, y es caracterizado como un libertino sin valores ni talento. Tal desprecio por los hermanos de la Fuente lo llevó, según se cree, a adquirir y destruir muchas de las pinturas de Valeriano, e incluso a causar la muerte de Sebastián Ignacio, el cual pereció envenenado con dibromuro de litio. A medida que comenzó a subir su poder adquisitivo, comenzó a alejarse paulatinamente de la religión, y en 1602, volvió a la senda de los placeres.
Pese a estos enfrentamientos, y a su errático modo de vida (fue un libertino el primer cuarto de su vida, luego fue monje, luego volvió al libertinaje, y falleció semanas después de su nueva ordenación), su talento poético le ha ganado un lugar especial en la literatura española, junto a grandes figuras como Francisco de Trillo y Figueroa, Jerónimo de Arbolanche, Gabriel Bocángel, el Conde de Villamediana, fray Antonio de Guevara, Ambrosio Montesino, Ludovico Ariosto y Miguel Cejudo.
A pesar de lo agitado de su vida, y de sus numerosas ocupaciones, su arsenal de obras es más bien amplio: escribió 417 novelas, 3469 poemas cortos, 813 cuentos, 14 tratados místicos y 8 obras de teatro. Entre sus obras más desconocidas, resaltan la “Gesta del Mío Cobani”, “Miriendas del Ingenio y Divertimentos del Buen Gusto”, “la Brujica Simpática”, “El Enemistocón”, “Saverio el Conocedor” el primer ejemplo de comedia gnoseológica de que se tenga noticia. Asimismo, innovó en diversos géneros, como por ejemplo la tragedia ortodoxa (“El Suplicio del Monaguillo”), la mojiganga romana (“Meretrices Asequibles”), la comedia jurídica (“El Abogado Fiel”), la romanza interracial (“La Gitana y el Moro”) y la tragedia soporífera (“El Sueño es Vida”, que inspiraría a Pedro Calderón de la Barca).
El prolífico poeta castellano murió en 1638, en Valladolid.
A continuación, su obra más personalmente íntima y conmovedora.

Canto a Valladolid
Valladolid, ciudad de cortesanos,
Don Pedro te ha legado su palacio.
Valladolid, poblado de pasiones,
Abundan tus iglesias y mansiones.
Valladolid, poblado tan soberbio,
Sobrevivió catástrofes e incendios.
Valladolid, emperatriz del valle,
Colón ha fallecido entre tus calles.
Valladolid, metrópoli pionera,
¡Ostras! Plaza Mayor fue la primera.
Valladolid, a orillas del Esgueva,
Donde se baña el siervo de la gleba.
Valladolid, te riega el Pisuerga,
Repleto de naves de grandes vergas.
Valladolid, con bellas campesinas,
Monjas, artesanas y adivinas.
Valladolid, tierra casta y virtuosa,
Repleta de mujeres laboriosas.
Valladolid, de grandes acequias,
Donde ya no es legal la sodomía.
Valladolid, al mar eres esquiva,
En medio de Iberia eres diva.
Valladolid, en la cuenca del Duero,
Allí hay menos barcos que cuberos.
Valladolid, tu luz siempre se asoma,
En medio ‘e la meseta, ni una loma.
Valladolid, con lumbres de alegría,
Cuando quemáis herejes en la pira.
Valladolid, la joya de Castilla,
Lo dicen los borrachos mientras pillan.
Valladolid, aldea llena ‘e gente,
Todos cruzan el Puente del Poniente.
Valladolid, ciudad con mucha historia,
¡Pardiez! Nada me viene a la memoria.
Valladolid, lo dicen en Toledo,
Decir Valladolid no es mal agüero.
Valladolid, de todas las ciudades,
Aquella que descolla en lupanares.
Valladolid, poblado importante,
Se cree desde Valencia hasta Alicante.
Valladolid, con jardines gigantes,
Tanta vegetación ya es extenuante.
Valladolid, hogar de este poeta
De rima inteligente y pluma inquieta.
Valladolid, con muy bellas plazuelas,
Muchos teatros y ninguna escuela.
Valladolid, con tus bellas carrozas,
Aunque a mi parecer no son gran cosa.
Valladolid, sabrosos son tus peces,
Pero los pescadores son soeces.
Valladolid, urbe altisonante,
Do viven mozalbetes y tunantes.
Valladolid, vivo en Valladolid
No sé con qué rimar Valladolid.
Valladolid, el futuro te espera,
Quemando más herejes en la hoguera.

Imagen: “Retrato de Ginés de Villaviciosa y Zorrilla”. Pintura de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. 1621.

viernes, 24 de abril de 2009

Frederick Schelgenberg, vanguardimetafísico crítico

En opinión de Christian Ferdinand Christian: “Sólo un impío, un arrogante pusilánime y decadente, un miserable engendro envidioso, sólo un hombre con esas características podría descreer de la grandeza del alma de William Anarawd Cadell.”
Sin embargo, tal impío ha existido. Su nombre fue Frederick Schelgenberg, primer representante de la corriente llamada del “Vanguardimetafisismo Crítico”. Nacido en Stechendefleish, en Prusia Oriental, en el año 1832, Schelgenberg fue desde sus comienzos un polemizador agudo y controvertido, sólo igualado, tal vez, por el propio Anarawd Cadell. Hijo (si hemos de creer a su madre) de un pastor calvinista, se sabe que en un primer momento, el gran filósofo pensó en seguir los pasos de su padre, de su abuelo, y del padre de éste (que no debe ser confundido con el primer padre, es decir, el suyo), dedicándose a la teología, aunque rápidamente abandonó dicho estudio por el de la filosofía, siendo grandemente influenciado por Hegel, en cuya concepción dialéctica de la historia creyó hallar un modelo aplicable al desarrollo de toda la humanidad. Cursó sus estudios en las universidades de Liepzieg, Bonn y Weimar. En 1857, con el apoyo del Ministerio de Asuntos Ocultistas, con sede en Munich, publicó su primer libro: “Der Ursprung der Metaphysik Vorhut”, obra en que realizó un análisis fuertemente crítico de los comienzos de dicho sistema doctrinario, acusando a Anarawd Cadell de ser un ejemplo de la decadencia en el pensamiento medieval, en tanto que resaltaba la importancia de figuras como las de Luigi Mangiaterra, Jack Robins y los miembros de la escuela de Chelmsford (exceptuando a Rapp Scalion, por quien nunca sintió aprecio). Su obra fue mal recibida en los círculos sapientes, pese a ser defendida por algunos eruditos entendidos en la materia. Sin embargo con el tiempo logró ser revalorizada y hoy en día se la considera un clásico de la literatura ocultista, junto a “L’Avant-Garde Métapysique”, “Geschichte die Metaphysik Vorhut” y “Moby Dick”.
Luego de unos años como docente de Filosofía ocultista en la Universidad de Weimar, Schelgenberg abandonó su puesto para dedicarse al vagabundaje, recorriendo y siendo corrido de las principales ciudades de Europa, entre ellas París, Marsella, Roma, Turín, Palermo, Ámsterdam y Moscú, radicándose finalmente en Ginebra, Suiza, ciudad que eligió a causa de su benigno clima, agradable gente y excelente calidad de confituras. Allí escribió y publicó el resto de sus obras: “Die Geschichtegrafik der Ethik”, “Auf der Schneide in einem Metaphysik Vorhut Sinne extra-Welt”, y su obra más conocida: “So ging Konfuzius”. En 1876 sufrió un fuerte golpe en tanto se bañaba, a raíz del cual perdió progresivamente la cordura, llevándolo a finalizar su vida en un asilo para dementes en Frankfurt. Murió en 1879, a la edad de 47 años. Fue enterrado en la ciudad de Berlín, donde años después, en 1938, fue levantado un monumento en su honor, bajo la supervisión de altos jerarcas del Tercer Reich. Se sabe que Hitler fue, entre otras muchas cosas, un atento lector de su obra, de la cual extrajo muchas ideas que le servirían para dar forma a la ideología nazi.
Schelgenberg es recordado, tal vez, como aquel que se planteó antes que nadie la posibilidad de imaginar una Vanguardia Metafísica alejada de la doctrina de Anarawd Cadell y de Thomas Seisyllwg, inspirando los esfuerzos de pensadores futuros como Émile De La Chatouiller. Fue asimismo un poeta bastante competente, a quien debemos las primeras traducciones decentes en alemán de la obra del poeta esotérico español Joaquín Esteban de la Fuente. Un hecho poco sabido es que Schelgenberg fue amigo cercano de la familia Von Tür, a tal punto de figurar en las actas de la capilla de Umpferstedt como padrino de bautismo del futuro historiador Johan Von Tür. El propio Von Tür resalta este hecho con orgullo en sus “Memoiren”, donde se toma la molestia de insinuar que su propia madre pudo haber mantenido alguna clase de relación íntima con el gran filósofo, gozándose en la posibilidad de ser acaso su hijo ilegítimo.

Imagen: Retrato de Frederick Schelgenberg a los 46 años. Fotografía de Jan Ulrich Beere. 1878.

miércoles, 25 de marzo de 2009

SILENCIO Y CENSURA

Este blog está de luto. Hemos sido víctima de la censura. Los intereses de ciertos sectores poderosos de la aldea global peligran ante la difusión de información histórica crucial que ha sido mantenida en secreto por siglos.
Desde el momento en que emprendí la descomunal tarea de difundir este género de conocimiento en la web, temí que esto pudiera suceder, y sólo el incondicional apoyo de mi joven y esbelta esposa me dio la firmeza necesaria.
Tras un largo hiatus, en el que violaron forzosamente la privacidad de mi cajeta informática, retomé el control de la misma. No obstante, es menester señalar que no es fútil indicar la excesiva utilidad de dejar clarificado lo conveniente de explicar lo sucedido. Tal violación no fue un hecho fortuito, sino un ataque directo a mi persona y a mi misión, llevado a cabo por Loro (Ellos, en italiano).
Loro es un grupo secreto que tiene por misión erradicar todo vestigio de la vanguardia metafísico. Para llevar a cabo tan mefistofélico propósito, se han valido de todos los medios imaginables, desde la intimidación hasta el asesinato y la falsificaron histórica.
Tras la excomulgación de Anarawd Cadell, en el año 1260, la vanguardia metafísica comenzó a ser considerada una doctrina herética. Santo Tomás de Aquino, miembro fundador de Loro, fue una de las personalidades más influyentes dentro de la iglesia católica de ese contexto. En su “Summa Theologica”(pág. 3141) elevó una demoledora crítica al pensamiento cadéllico, al que calificó de hereje, impío, insensato y maltrecho. A partir de ese momento, se creó una cofradía inquisidora con el fin de perseguir a los herejes cadellianos. Se dice que fue tan temida en Italia, que el pueblo jamás osó llamarla por su nombre, prefiriendo el pronombre de la tercera persona plural.
El intento de sabotear este blog es una minisculésima parte del plan global para silenciar a la vanguardia metafísica, con fines malévolos.
Grandes personalidades de la historia se cuentan entre las filas de Loro. Entre ellos cabe citar a Sir Isaac Newton, su rival Robert Hooke, Robert Boyle, Wilhelm Schuller, Gottfried Leibniz y Goethe. Además de censurar a todas las obras de las personalidades vanguardimetafísicas, que este blog pretende reivindicar, los miembros de Loro han plagiado conceptos y robado crédito a lo largo de la historia. Un buen ejemplo de esto es el caso Rudolf Steiner, quien, traicionando la confianza de su fiel aunque seductor amigo Johann Von Tür, robó sus manuscritos, los cuales usó para componer su magnum opus, “Geheimwissenschaft im Umriss”, de fuerte contenido lorista. Además, dedicó todos sus esfuerzos para aislar a su rival de la comunidad filosófica europea. Miembros de la Escuela de Chelmsford han sido severamente mansillados, como es el caso de Mozart, quién se cree que fue envenenado por su némesis Antonio Salieri por mandato de Loro.
A partir del siglo XIX, momento en que la religión perdió poder en el mundo occidental, los partidarios del liberalismo económico heredaron la hostilidad hacia la vanguardia metafísica, la cual resultaba contraria a los principios expuestos por Adam Smith. Fue así como la versión de la historia de Loro logró mantenerse vigente en la modernidad.
Hoy en día, Loro cuenta entre sus miembros con políticos influyentes, grandes empresarios, escritores rimbombantes, banqueros sionistas y un ingeniero civil. Su fin último, aunque desconocido, se cree que incluye la dominación mundial por medio de estratagemas económicas.

lunes, 26 de enero de 2009

Haanssens van Hoogsenbeeck, artista ecléctico

Hoy es un día muy especial para el arte europeo y especialmente para la ciudad de Haarlemmermeer, siendo el centésimo vigésimo aniversario del nacimiento de uno de los pintores más celebérrimos de los Países Bajos: el ilustre Jan Adriaen Haanssens van Hoogsenbeeck.
Haanssens van Hoogsenbeeck, quien es actualmente considerado por la crítica especializada como uno de los artistas más “rompedores” de principio de siglo XX, comenzó sus estudios de pintura en el atelier del maestro impresionista Willem Temminhoek. Allí estudió tanto a los maestros del Barroco (siendo sus preferidos Vermeer y Linoonen) como a los impresionistas franceses. Su formación tan amplia lo dotó de una versatilidad plástica pocas veces vista y le permitió desarrollar un estilo personal e íntimo, logrando condensar diversas corrientes estéticas con fines artísticos.
Su primera gran obra se titula “El Infierno de las Hespérides”. Es un cuadro de proporciones inusualmente humildes (tan sólo 47x35cm) que plasma, posiblemente, sus emociones y pensamientos sobre su infancia en la campiña. Impregnado del estilo de su maestro, acaso deja translucir el genio de un artista que aún no ha hallado su propio estilo. Posteriormente, inspirado
por los principios neoplasticistas de Mondrian y Theo van Doesburg y por la sistematización compositiva establecida por Kandinsky y Klee en la Bauhaus, logró conciliar ambas corrientes y sintetizarlas en el extraordinario tríptico “Árida Desolación, Esperanza Fugaz, Búsqueda Ontológica”.
Convertido ya un artista consagrado, conoció, durante un viaje a París en 1947, entre otros, a Pablo Picasso, Maurice Merleau-Ponty, Theodore Adorno y Gaston Joseph Engin.
Cuatro años más tarde, acaso intuyendo la proximidad de su muerte, el eximio artista decidió plasmar en su última obra sus conclusiones tras años de meditación y contemplación del Universo. “Niets Natuur” es un óleo que expresa, quizás, la calma y el equilibrio de un espíritu pleno y anciano. Ejecutado con pinceladas à la Temminhoek, la más postrera de las obras retoma el estilo de las primeras, dando así al Opus Collectio un cierre a la manera de bucle infinito.
En palabras de Engin: “…ciertamente, no forma parte de la mentalidad moderna el pensar en Rafael como un excepcional pintor, siendo que la calidad de su inventiva transciende ampliamente el campo de la mera competencia profesional. Lo mismo puede decirse de Haanssens van Hoogsenbeeck: en sus trabajos, asistimos a un espectáculo en que la avasallante potencia de la imaginación eleva las impresiones visuales de una trascendental e imperceptible belleza inescrutable, superando ampliamente los límites del mero diseño consciente. ”

Imágenes: “Hel van Hesperiden”. 1906. Colección privada.
“Aride verlatenheid, kortlevend hoop, ontologische zoektocht”. Tríptico. 1925. Colección privada.
“Niets Natuur”. 1951. Nederlands Abstract Kunst Museum.

domingo, 4 de enero de 2009

Meganánoles de Elea

Un error harto común entre la intelectualidad moderna consiste en creer que la Vanguardia Metafísica no posee una historia previa a los trabajos de Cadell, que es el producto de la mente de un solo hombre, así como el Marxismo lo es de Marx, o el Liberalismo de Arce Líber. Si bies es cierto que William Anarawd Cadell, fue uno de los primeros en ordenar los puntos principales de tal pensamiento en un cuerpo sistemático coherente, es también cierto que muchos pensadores antes que él (en particular Manothon en Egipto y Vico en Roma) siguieron líneas de reflexión similares, que en muchos casos los llevaron a conclusiones prácticamente idénticas a las del gran maestro ítalo-inglés. Uno de estos fue el filósofo eleata Meganánoles de Elea.
Lo que sabemos de Meganánoles de Elea es en verdad muy poco; sólo conservamos de él escasísimos fragmentos, y algunas referencias a dicho filósofo hechas por Aristóteles en sus obras “De Coelo” y “De Scientia”, así como un manuscrito biográfico atribuido a Diógenes Laercio, que los filólogos modernos consideran espurio. Se cree que fue discípulo de Sultano de Halicarnaso, Alpédocles de Rodas, y tal vez de la filósofiza Hidromuria de Lesbos. Tal vez el mejor medio de acercarse a la filosofía de Meganánoles sea a través de la obra de Al-Hacrán, historiador persa, nacido Abū Alī al-Hacaran ibn al-Hasin ibn al-Haytham, del siglo VIII d.c., quien en su “Qawl fi al-Makan”, hace amplias referencias a Meganánoles, a quien considera el más cercano entre los filósofos paganos a la doctrina del Corán.
Al igual que los Mayas, Meganánoles sostenía que el elemento primordial del universo era el lodo, de cuyas fluctuaciones calóricas se derivarían todos los otros elementos. Es este uno de los principales argumentos que permiten suponer que las civilizaciones precolombinas mantuvieron algún tipo de contacto con la cultura helénica.
Opinaba asimismo que el alma era inmortal, indivisible e ignífuga, y que luego de la muerte se separaba del cuerpo, tomando la forma de luciérnaga, para luego ir a sumergirse al lodo, por medio del cual se reincorporaba al ciclo vital. Era un apasionado defensor de la teoría de la generación espontánea. Creía que si un gusano penetraba en el ano de un hámster, se creaba un ratón.
Meganánoles fue también un respetado astrónomo, el primero en teorizar acerca del lado oscuro de la Luna. Según sus estudios, afirmaba que el astro estaba compuesto de 20 variedades distintas de queso. Sobre su superficie habitaba una población de ratones que devoraban todo el queso en 14 días, dejando en descubierto el núcleo lunar donde habitaban hámsters y gusanos. Al cabo de 14 días, el queso se regeneraría naturalmente y ya se habría creado una nueva población de ratones que daría comienzo al ciclo nuevamente. También se le atribuye un teorema epónimo, que en realidad es un caso particular del Teorema de Tales.
De la Biblioteca de Alejandría sobrevivió un índice de las obras de Meganánoles confeccionado por Aristarco de Samotracia en el que figuran 2543 títulos, como “Sobre la Generación de la Vida”, “Sobre el Sentido del Universo” y “Sobre las virtudes y los vicios de las féminas”.
Según Diógenes Laercio habríamos perdido 8 libros sobre la Naturaleza, 3 sobre retórica, 9 sobre gramática, 7 sobre el Ser, 5 sobre los animales marinos, 4 sobre los animales terrestres y 9 sobre poética.
Lamentablemente, sólo nos han llegado unos veinte fragmentos inconexos de su Política, un trozo altamente incompleto de su Sobre los Animales Lunares y la pieza citada a continuación de su “Sobre el Ser”: “...la realidad […] puede ser […] y [abordada] desde perspectivas disímiles de acuerdo con […] y […], la variación de los [estados] anímicos…”. Este pensamiento influenciaría luego a Anarawd Cadell a crear un sistema filosófico centrado en una postura típicamente metafísica, para intentar lograr una síntesis de la realidad en términos cuantitativos. Por tanto, es justo pensar que Meganánoles fue, en cierto sentido, el “abuelo” de la Vanguardia metafísica Sobre Meganánoles escribió Anarawd Cadell en su obra “De Prima Acies Metaphysis” que “sin su aporte, sería imposible pensar el mundo en términos ultra-físicos.” Johann Von Tür escribió de él: “Ningún filósofo antes de Platón, tuvo uno mente tan dilucidadora respecto de la realidad subyacente al cosmos y la función del Ser en el Universo.” (“Hand nehmen Sie Aristoteles”, 308).
Se cree que Meganánoles vivió entre los siglos VIII y VI a.c, que fundó una serie de colonias en Sicilia, entre ellas Meganania (actualmente Catania), y que murió en un naufragio en la costa de Messina. También se ha sospechado, debido al enorme caudal creativo atribuido a Meganánoles, que no se trata de una persona histórica si no de un conjunto de filósofos, siendo Meganánoles su pseudónimo grupal.

Imagen: “Meganánoles de Elea”. Pintura de Carlo Dolci. 1632.

sábado, 27 de diciembre de 2008

T.R.T. Ious, maestro de la literatura inglesa

Para quienes no se encuentran avezados en la literatura inglesa de comienzos del siglo XX, un nombre como el de Theodore Robert Taylor Ious podrá no resultar familiar. Y es que, lamentablemente, Ious no ha encontrado aún traductores de valía dentro del mundo hispanohablante, quedando su voluminosa obra totalmente desconocida para los lectores de España y Latinoamérica. Sólo recientemente se han comenzado a realizar notables esfuerzos para corregir esta lamentable situación, uno de ellos llevado a cabo por el profesor emérito de literatura inglesa de la universidad de Almudena, mi hermano, el licenciado Carlos Ochoa Fortuñón. Deseando pues interiorizar a los lectores con la obra de Ious, es que escribo este post.
T.R.T. Ious nació en Dunland, un pequeño pueblo al este de Lindon en el norte de Gales. Sin embargo, la mayor parte de su infancia transcurrió en las ciudades de Langstrand y Andrast, esta última famosa por ser la cuna de Anarawd Cadell. Su padre fue un mecánico naval, y su madre una costurera. Desde su juventud, Ious demostró un excepcional interés por la literatura, que sólo fue interrumpido en 1914, cuando el joven partió a combatir en la primera guerra mundial. A su regreso, tomó un puesto en la universidad de Oxford, como docente en mitología medieval y filología clásica. Sus alumnos siempre lo recordaron como un docente idóneo, que jamás escatimaba esfuerzos a la hora de interesar al auditorio respecto del tema tratado. Por estos años, publicó sus primeras obras: una colección de poemas medievales titulada “Man on the Silver Mountain”, y un pequeño cuento titulado “The Midget and his Dikkock”, que según se dice, escribió como una lectura soporífera para sus hijos.
Ious es sin embargo mejor recordado por su colección de novelas centradas en el personaje de Henry Perkinlot. Dicha colección comenzó con la publicación, en 1924, de la obra “Henry Perkinlot and the Silly Incubus of Camelot”. Esta obra revolucionó la literatura de su nación, al introducir elementos medievales en un ambiente contemporáneo, algo que nunca antes había sido hecho, y que los puristas idiomáticos consideraban “impraxible”. Pese a su éxito, fue también fuertemente criticado por ciertos sectores conservadores de la iglesia anglicana, que vieron en dicha obra un intento descarado de “paganizar” a la “juventud”, y por el textólogo irlandés Ephel Lamedor, quien acusó a Ious de producir “litter books and rubbish literature”. Sin hacer caso de las críticas, Ious continuó escribiendo, y en el transcurso de ocho meses y quince días, dio a su editor seis novelas más de la serie de Henry Perkinlot: “Henry Perkinlot and the Gas Chamber”, “Henry Perkinlot and the Order of the Temple”, “Henry Perkinlot and the Fireproof Chalice”, “Henry Perkinlot and the Killer Beast of Caerbannog”, “Henry Perkinlot and the King of the Mongols”, y la entrega que cierra la serie, "Henry Perkinlot and the Castle of Anthrax”. Con esta colección, Ious se ganó su lugar entre los más importantes escritores de su tiempo.
Ious continuó trabajando en una serie incontable de ensayos, novelas y cuentos cortos. Murió en 1945 víctima del Síndrome de Golgi. Entre sus trabajos póstumos, se hallaron los esbozos de una nueva serie de novelas de Henry Perkinlot, que incluiría títulos como “Henry Perkinlot and the Shroud of Turin”, “Henry Perkinlot and the Quest of Shimriti-Krishna”, “Henry Perkinlot and the Vengeance of Nasty” y el inésperado final “Henry Perkinlot and the Spanish Inquisition”.
Si bien la cantidad de textos inéditos que dejó al final de su vida hace que resulte arriesgado intentar una visión abarcativa de su obra, resulta evidente que su principal interés estuvo siempre en el ocultismo, la magia y el mundo medieval y pagano. Hay quienes aseguran que pese a su devoción casi fanática por la iglesia anglicana perteneció, o al menos, frecuentó la llamada “escuela de Chelmsford”. Es por lo menos seguro que mantuvo algún tipo de relación con tres importantes miembros de dicha logia: el literato Terry Palin, el teólogo John Gilliam y el gramático Eric Chapman. Se sabe asimismo que Ious, y en mayor medida su esposa Edith Manhwe, fueron amigos del erudito alemán Johann Von Tür.
En los últimos años su nombre ha dado lugar a cierta controversia, al surgir versiones cuya finalidad consiste en macular los incuestionables méritos de la pluma de la celebérrima literata autodidacta J.K.K. Rowling, sugiriendo que “Harry Potter”, es un plagio de la obra y la persona de T.R.T. Ious. Sin embargo, tales afirmaciones carecen de fundamento y no merecen bajo ningún punto de vista ser tomadas seriamente.
La influencia de Ious en la literatura inglesa ha sido notable: ilustrísimos escritores, desde Penny Lancaster a Carl Johnson, pasando por la propia J.K.K., se han reconocido deudores de su obra. Se cuenta asimismo que Jules Grogham, autor de la novela “An Evening at Chelmsford”, admiraba profundamente al autor galés, a quien consideraba el maestro en narrativas medievales y asuntos ocultistas. Existe la anécdota de que, al recibir Grogham la primera copia de la obra de su amigo y compañero Tolkien “The Lord of the Rings”, y luego de leerla durante un largo rato, habiendo reconocido muchos de los temas típicos de la obra de su maestro, murmuró para sus adentros “This is so Ted Ious”.

Imagen: “Theodore R.T. Ious fumando tranquilamente su pipa”. Fotografía de George Allen. 1918.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Stroncone, el rapsoda del delirio

Quando le foglie degli alberi cadano,
quando nient’altro abbia senso,
io sarò lì in eterno,
nascosto nel sole.


Así comienza el libro de poemas “Il Giardino della Musica” (1903) del excéntrico Nettuno Latina, quien pasaría a la historia bajo el adecuado seudónimo de Stroncone. Alguien dijo que si Stroncone hubiera nacido medio siglo más tarde de su verdadera fecha de nacimiento (21 de julio de 1885) sin duda se habría convertido en una estrella de rock psicodélico. Lo cierto es que se cuenta entre las principales influencias de los artistas del Summer of Love, como lo afirmó numerosas veces Bob Dylan. Jim Morrison, John Lennon, Patti Smith y Kurt Cobain también lo consideraron una figura de referencia.
Acaso la existencia de Stroncone quedó signada por la incomprensión de su genio por parte de la sociedad burguesa que lo vio crecer. Se cuenta que en su infancia era un niño retraído y delicado. Mientras que en su adolescencia, fue más bien endeble y de tendencias misantrópicas. En su corta vida, jamás conoció el amor de una mujer siendo justo merecedor del peyorativo epíteto italiano “finocchio”.
Su poesía altamente crítica presenta influencias de Charles Baudelaire, Edgar Poe, François Villon y Arthur Rimbaud. Siendo éste último una figura amada y odiada por Stroncone, al considerarse eclipsado por el genio lírico-simbólico del poeta francés. Sin embargo, actualmente se considera a Stroncone un artista que superó las limitaciones expresivas de sus antecesores logrando la perfección formal absoluta. El siguiente poema de su primer libro “Il Leone e la Spinetta” (1901) atestigua el potencial creativo del talentoso italiano.

Gange
Vieni a bussare alla mia porta, oh orologio.
Vieni e soffia la mia sabbia un’altra volta.
Ed ora che il fiume azzurro si è dondolato per la tua pelle.
È allora il momento di girovagare
fino a perdere, fino a perdere la sensazione.

E così dopo amare ...

Vieni e accendi il mio testo, oh libro.

Vieni e cambia la mia preghiera e addormentati.
Ed ora che il fiume azzurro si è dondolato per la tua pelle.

È allora il momento di girovagare
fino a perdere, fino a perdere la sensazione.
E così dopo amare ...

Vieni e sali il mio corpo, oh bovino.

Vieni e mangia nella mia schiena e pioverà.
Ed ora che il fiume azzurro si è dondolato per la tua dolce pelle.

È allora il momento di girovagare
fino a perdere, fino a perdere la sensazione.
E così dopo amare ...

Otros libros del excelso vate milanés son: “Il Ghiaccio e il Fiore” (1902), “Di Tempo e Sabbia” (1904), “Il Castello di Vetro” (1904), “Nuvole di Pianto” (1911) que contiene el famoso poema “Sono il Tricheco”, “Lingua Rancida” (1912) y “La Fiamma Effimera” (póstumo 1916).
Stroncone falleció el 15 de diciembre de 1912 a causa de una tuberculosis agravada por el consumo excesivo y simultáneo de láudano y brócoli. A su sepelio asistieron sus amigos Paul Valéry, Jean Durand, Claude Debussy, Louis Vonlouis y Pierre Lépuc, con quien se dice que el poeta mantuvo frecuentes relaciones sentimentales en el período de 1904 a 1911.
Como epitafio eligió la frase más conocida de su último libro:

“Cosa è la morte? La morte è come le goccie d’aqua in un mare di latte, come la gomapiuma in aprile ed un libro senza aprire in inverno.”

Así lo recordaremos...

Imagen: “Stroncone a los 25 años”. Fotografía de Nadar (Gaspard-Félix Tournachon). 1910.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Clampino, il pandemonio di Venezia

Era la tarde lluviosa de aquel 16 de junio de 1713, cuando en una humilde choza en las afueras de Florencia, nacía la partera que ayudaría a traer a este mundo, en 1745, al famoso compositor italiano Guglielmo Bacciomello, quien, junto con Bach, Beethoven y Brahms, forma parte del llamado “grupo de las cuatro B” de la música clásica. Todos ellos se caracterizaron tanto por su virtuosismo como por las innovaciones que aportaron a la disciplina musical; aunque Bacciomello, si bien poco reconocido, merece sin lugar a dudas el primer puesto.
Desde su infancia Bacciomello recibió clases de piano de Johann Christian Bach. Demostrando un gran virtuosismo, recorrió Europa, conociendo a la condesa Leonessa Posta, quien se convertiría en su mecenas. Bajo su protección, Bacciomello compuso la mayor parte de su repertorio operístico. En 1765 contrajo matrimonio con la soprano Succhia Moltopisello, con quien tuvo tres hijos, ninguno de los cuales superó la infancia. Tales pérdidas ejercieron una gran influencia en su estilo compositivo (especialmente en sus últimas obras, como “Bambino Gesú” Op.48). Sorprendido por la prodigiosidad del niño Caspar Gottfried Geräusch, Bacciomello convenció a sus padres de permitirle tomar a su cargo la formación musical del pequeño. Bacciomello falleció en 1795, en Viena, dos semanas después del estreno de su última ópera, “Ipospadia e Higromante”, tragedia épica. Su amigo y copista, Fiano Romano, se encargó de catalogar sus obras.
Es importante el impacto que éste compositor ha tenido en la historia de la música del siglo XVIII. No sólo con sus comedias ligeras, (“Le brutti gastaldi del porto non fano piú che mangiare”, “Fimosi e Parafimosi”), sino también con sus dramas históricos (“Capranico Formina”, “Tutti sanno che presto”), demostró poseer un enorme talento a nivel compositivo. Pero sólo en “Clampino, il pandemonio di Venezia” es posible apreciar el genio creativo de Bacciomello en su máxima expresión.
Es menester analizar dicha obra a fin de encontrar en ella simbología vanguardimetafísica.

A continuación se exhibe una breve sinopsis. Las arias se presentan entre paréntesis.
La obra se sitúa en el ducado de Venecia, alrededor del año 1400 d.C. El duque Bracciano busca un pretendiente digno de desposarse con su grácil hija Pomezia. Su candidato predilecto es el general del ejército veneciano, Frascatti, un hombre violento y tosco en el amor. A pesar de esto el corazón de Pomezia se halla dividido entre un noble caballero, Cerveteri, y un humilde mozo de cuadra, Clampino. En tanto que el primero le ha ofrecido una vida de aventuras y romance, Clampino no tiene para ofrecerle más que su humilde amor (“Io sono il mozzo della quadra”).
Durante una fiesta en el palacio del duque, Pomezia es introducida en el salón como una joven tierna e indecisa. Al verla, Frascatti insiste en que la boda se realice lo antes posible (“Mi piacerebbe sposare Pomezia, possibilmente nel mese di settembre”). Todos, excepto Clampino, ignoran que Pomezia ha huido con Cerveteri (“Sotto le stelle”). Clampino, siguiendo sus impulsos, decide seguirlos.
Al mismo tiempo, son cometidos dos adulterios simultáneos por la pareja ducal: en tanto que Braccianno abandona los brazos de su esposa, cediendo al desenfreno erótico de Aprilia, doncella de su hija (“Andiamo nel giardino e ti mangio la verme”), Manziana, la duquesa, arde en deseo (“Voglio che mi tocchi”), y acaba deshaciéndose en los brazos fornidos de Ceprano, mozo de cuadra y compañero de Clampino. Ceprano reconoce la frescura de la duquesa, y jura amor eterno sin importar lo que diga el duque. En tanto se aleja del palacio, rememora satisfecho los momentos que acaba de pasar en compañía de la duquesa (“Vulva di succhiare le dita”).
Clampino halla a la joven pareja en una gruta cercana. Aunque enfurecido, se rehúsa a batirse con Cerveteri, y declara a Pomezia su amor incondicional (“Se fossi in te, mi renderei conto che io ti amo più di ogni altro tipo”). Antes de que Pomezia tome una decisión, entra en escena Frascatti. Iracundo, desenvaina su espada y combate con Cerveteri. Éste último logra vencerlo sin dificultad. Sin embargo, en tanto se jacta de su victoria, se percata horrorizado de que tiene una profunda herida en el abdomen (“Beh, sono stato pugnalato nel fegato”). Al finalizar el aria, Cerveteri muere desangrado. Mientras Pomezia llora a su amado perdido, Clampino le demuestra lo inútil de preocuparse por aquello que es imposible modificar. La joven enjuga sus lágrimas y acepta una nueva vida con Clampino a su lado (“Vedremo l’alba dopo il buio”). Deciden escapar juntos de Venecia, esa misma noche para ya no volver. Antes de marcharse, se juran amor eterno bajo la luz de la Luna (“Vorrei restare insieme a te”).

Han pasado ya más de dos siglos desde que la obra fue estrenada, en 1791, ante un auditorio rebosante de personalidades de la nobleza y el teatro (entre ellos el Emperador Leopoldo II, del Sacro Imperio). Aún hoy, los críticos no han agotado todas sus posibilidades interpretativas. Hay quienes han querido ver en “Clampino, il pandemonio di Venezia” una alegoría a la sociedad europea de la época, mientras que otros distinguen el carácter cosmopolita de la obra.
El lego, Johann Von Tür, quien dedicó un capítulo de su libro “Große Werke der Theater-Universal” al análisis exhaustivo de esta ópera, opinó que: “…tanto por su contenido fuertemente fustigador, en que el autor traslada su denuncia a cada sector social de la época, como por la inclusión de personajes marginales y simbología nunca antes vistos, se puede decir que estamos ante la presencia, sin duda, de una obra crítica.”

Imagen: “Duelo entre Frascatti y Cerveteri”. Pintura de Giovanni Conigliano. 1798.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Teoría de los Colores de Anarawd Cadell

Cuando Newton sentenció su celebérrima frase: “Si es que he podido ver más lejos, fue porque me he subido a hombros de gigantes”, se refería a grandes escultores del edificio del pensamiento y la cultura, entre ellos Aristóteles, Aristarco de Samos, Euclides y William Anarawd Cadell. Este último fue uno de los primeros en abordar el problema de modelizar la naturaleza de la luz.
La idea de componer un tratado sobre la naturaleza de la luz y los colores surgió con la lectura del libro primero de la Metafísica, de Aristóteles, autor con el que entró en contacto durante su viaje a Medio Oriente. Además pudo allí obtener copias traducidas al latín de Los Elementos de Euclides. Ciertos escoliastas toman como verdadero el relato citado en “Apología De Anarawd Cadell” (Pág. 1138), y consideran que la inspiración le vino en un sueño. La obra resultante recibió el título de “Spectrum Totum Visible Hominum Oculis Videri Possunt”.
Pasando por alto sus obvias deficiencias de coherencia lógica, algunos puntos interesantes y valorados desde el punto de vista histórico de la ciencia son los siguientes:
Si bien considera a los distintos colores como parte de un espectro luminoso, a diferencia de Newton y otros miembros de la Royal Society, William Anarawd Cadell consideró a la luz como compuesta sólo por dos partículas: Umbriones (portadoras de negro) y Lictiones (con color blanco). De esta manera, se arriba a la premisa fundamental sobre la que se sostiene todo el trabajo: que todos los colores del espectro visible no son más que diferentes gradaciones de blanco y negro.
Anarawd Cadell distinguió dieciocho magnitudes medibles o propiedades inherentes al color: altura cromática, delebleza, densidad lumínica, fluoridad, profundidad acústica, timbre tonal, gradación fosfórica, covariancia térmica, independencia armónica, carga líctica, conductividad sinestésica, capacidad apagadora, flujo de dispersión, emitancia retroactiva, receptancia, saturación crítica, vectorización relativa y color.
La teoría además postula la existencia de dos órganos diferentes en los componentes del ojo humano: la esclerótica (vulgarmente conocida como “la parte blanca del ojo”) se especializaría en detectar Umbriones (color negro) mientras que la pupila serviría como sensor de Lictiones (color blanco). Nótese que subyace el concepto de atracción de partículas con cargas opuestas, retomado años más tarde en innumerables oportunidades, sobre todo por Hendrik Antoon Lorentz en la formulación de la Fuerza de Él Mismo (Lorentz, claro está).
El valor histórico atribuido a su obra está justificado por la innovadora idea de crear un sistema de conceptos y magnitudes medibles para la explicación de un fenómeno complejo. En este sentido, y sólo en este sentido, puede considerarse a William Anarawd Cadell un pionero de la Filosofía Natural.

Imagen: Fotografía del manuscrito original elaborado por William Anarawd Cadell. (Nótese el dispositivo, arriba al centro, usado para calcular las resultantes cromáticas.) Gentileza del British Museum of Science and Teosophy, Londres.

viernes, 31 de octubre de 2008

Joaquín Esteban de la Fuente, orgullo de las letras españolas

La poesía clásica española se ha caracterizado por la presencia de grandes figuras, entre las cuales resaltan nombres como los de Quevedo, Góngora, Ordoñez y Garcilaso. Sin embargo, conviene recordar que todos estos poetas, pese a sus diferentes orientaciones, abrevaron en una fuente común, a saber, en el gran poeta catalán don José Joaquín María Esteban Antonio De la Fuente y Mallea (mejor conocido como Joaquín Esteban De la Fuente).De la Fuente nació en la ciudad de Almudena, en el año 1538, y comenzó a componer versos a muy temprana edad. Se cuenta que a los ocho años tenía en su haber una notable cantidad de sonetos y tercetos, dedicados a las numerosas mujeres de su vecindad, hacia las cuales se sentía prematuramente atraído. Tal precocidad, en las letras y en el amor, le valió severas reprimendas: su padre, quien lo había destinado para el sacerdocio, hizo todo lo posible por apartarlo de sus inclinaciones mundanas, pero el joven Joaquín Esteban demostró haber nacido con muy diferentes talentos. Al respecto basta recordar uno de sus más famosos versos, en que da cuenta de tales contrariedades:

“Siendo tan sólo un mocito
Afición a las mujeres,
naciome, y gusto del vino,
La poesía y los placeres.

Mi buen padre destinome
para asuntos más divinos:
él me quiso sacerdote,
fue muy otro mi camino.”

Joaquín Esteban perseveró en su vocación, alzándose en desafío, no sólo contra la voz autoritaria de su padre, sino contra la de la sociedad de su tiempo. Sus extravagantes costumbres le ganaron la fama de inmoral y disipado. Su interés por la astrología y la alquimia lo llevó a trabar contacto con grupos ocultistas, entre ellos los de la llamada “Escuela de Chelmsford”, a la que se refiere en un célebre poema, en que ensalza el espíritu dionisiaco de la misma:

“En la mesa de Anaraudio*
Abundan ricos manjares
De Circe, que con probarlos
hacen de hombres animales.”
*Latinización del nombre Anarawd.

Cuando tuvo edad suficiente, el joven poeta se trasladó a Madrid, donde hizo carrera como juglar ambulante, presentándose en la corte de Carlos V, y ganándose el favor del rey, quien en una ocasión lo describió como “la voz más elocuente de nuestro siglo”. Tenía entonces sólo veinte años. Cuando, en 1561 murió su padre, De la Fuente heredó una basta fortuna que le permitió vivir con holganza. De esta época datan sus mejores obras: “Elegías Españolas”, “Sonetos a Maribela”, y “Églogas Castellanas”, además de su altamente exitosa obra de teatro “El Cómico de la Aldea”, que aún suele representarse regularmente. Fue también por esta época que comenzó su romance con Doña Inés ("Maribela" en sus poesías), esposa de su protector, el Duque Pedro De Ciencasas, y que murió en 1563, dejando un profundo vacío en el corazón del poeta. Sabido es que De la Fuente participó en la batalla de Vallaespina, en 1566, donde luchó valientemente contra los ejércitos franceses, resultando herido en el rostro de un bayonetazo, y perdiendo el ojo izquierdo. Buscando recuperarse, se trasladó a su ciudad natal, donde, aquejado por la gangrena, murió al año siguiente, dejando una enorme cantidad de obras inconclusas y poemas cortos, que fueron recopilados y publicados póstumamente por su amigo Fernando De la Cruz. Si bien la influencia de De la Fuente en la literatura hispánica ha sido ampliamente discutida en innumerable cantidad de ensayos, pertenecientes a las plumas más conspicuas de nuestra nación, entre otras la de don Miguel de Unamuno, quien dedicó un capítulo entero de su libro “Del Sentimiento Trágico de la Vida” al análisis de la obra del poeta, considero aún así que vale la pena resaltar que De la Fuente tiene en su honor el haber creado una lírica plástica y expresiva, al tiempo que notablemente pulida, que marcó el camino de toda la poesía hispánica posterior, hasta los tiempos de Machado y Lorca. Basta con recordar lo que Cervantes dijo de él: “en verdad que [De la Fuente] merece ser tenido por el santo patrono de las letras españolas”. Lope De Vega opinó que “fue él quien hizo de la lengua española una lengua poética”. Transcribimos a continuación uno de sus poemas más famosos para que pueda mejor apreciarse la naturaleza ambigua y dulcemente sugestiva de su genio.

Canto del Buen Amor
Buenas serán las mañanas
En que te tenga a mi lado,
Sobre la cama tendida
O junto al más bello lago.
Entonces tendré la alegría
Nunca antes sospechada,
Entonces, sabré que la vida,
Llegado ha a mi ventana.
Amor, dicen, es un niño
Necio, ciego y malicioso,
Osado, cruel, traicionero;
Juzgan así los más doctos,
Usando de vana ciencia,
Grande, en verdad, es su engaño,
Olvidan que los poetas,
Saben que un Eros más dulce
Obra de otras maneras,
Y habla con voces distintas,
Voces un tanto más tiernas,
Elige bien a sus blancos
Luego hiere con certeza
Llenando de amor los pechos
Uniendo el macho a su hembra,
Dando alegría a los hombres,
Olvido para sus penas;
Dicen, quienes lo conocen,
En verdad que son los menos:
Tiene la piel como mármol,
Un fino y rubio cabello,
Vuela con alas de ángel,
Igual a cómo lo sueñan
En sus noches las damitas,
Jamás se presta a querellas,
Antes gusta en armonía,
Pasarse, leves, las horas,
Unciendo bajo su yugo
Todas las almas que adora
Antes que arribe la aurora.


Imagen: “Retrato de Joaquín Esteban De la Fuente”. Pintura de Valeriano De la Fuente. 1567.

sábado, 4 de octubre de 2008

Anarawd Cadell y sus Controversias Religiosas

Cuando Anarawd Cadell publicó su “Tractatum Dei Divinae Natura, Scientia Collecto Posibilitas Modus Traversus Rationalia Cogitatio” (“Tratado Sobre La Naturaleza De Dios Y Lo Divino, Y La Manera En Que Es Posible Adquirir Un Conocimiento Cierto De Estos Por Intermedio De La Facultad Racional”), también conocido como “Tractatum Dei”, en el año 1260, seguramente no sospechó que dicha obra le traería numerosos inconvenientes, y que, en última instancia, aceleraría la llegada de su abrupto final. En efecto, este trabajo, al que su autor definió como “…un intento de lograr asentar la piedad religiosa sobre fundamentos racionales sólidos…” (Thomas Seisyllwg, “Apología De Anarawd Cadell”), le valió no obstante numerosas reprimendas por partes de las altas autoridades eclesiásticas de la Inglaterra medieval.
La historia de tan capital obra, nace, según narra la leyenda, con un acontecimiento fortuito: se dice que Anarawd Cadell, aquejado por numerosas dolencias, buscó refugio en Italia, junto a su amigo, el teólogo Luigi Mangiaterra. Allí entró en contacto con los escritos atribuidos a los gnósticos de los primeros siglos de nuestra era, los cuales ejercieron sobre él una profunda influencia, decidiéndolo a abandonar momentáneamente su trabajo “De Color” también conocido como “Spectrum Totum Visible Hominum Oculis Videri Possunt” para dedicarse de lleno a un tratado teológico. La obra le demandó cinco años, durante los cuales trabajó con gran intensidad. Sabemos, por testimonio de Seisyllwg, que Anarawd Cadell pensaba que con esta obra se iniciaría una nueva etapa en la historia del cristianismo, en que ya no podría subsistir ningún vestigio de lo que él llamó “la insensata y supersticiosa superchería pseudo-judeo-cristiana”, puesto que el verdadero cristiano pasaría a serlo, no solo en el plano de la fe, sino además en el de la gnosis, estableciendo una conexión místico-racional con lo divino.
Cuando la obra estuvo completa, Anarawd Cadell la dio a conocer. Las repercusiones no se hicieron esperar. El Papa Pedofilio XIV la incluyó en el Index de obras prohibidas, y amenazó a Anarawd Cadell con la excomunión a menos que se retractara públicamente, presentándose desnudo y con un cartel colgando del cuello en la “Plaza de Todos los Santos” (Every Saint Square), en el centro mismo de Londres. El valiente filósofo inglés, indignado ante tal medida fuera de toda moderación, decídiose a marchar a Roma, con el objeto de defender personalmente su caso, mas debido a su pobre salud, le fue imposible concluir el viaje. Murió en la ciudad de Florencia en 1261, debido a las heridas sufridas al caer de su caballo, el cual, a su vez, había caído de un barranco a 25 metros de altura. Años después, su más famoso discípulo, Thomas Seisyllwg, emprendería la defensa de las teorías religiosas de su maestro, en la monumental obra “Apología De Anarawd Cadell”, la cual es considerada como uno de los más grandes exponentes del género apologético en la historia de la literatura occidental, junto con la “Apología de Sócrates” de Platón, y la “Apología del uso de Opiacios con Fines Recreativos” de Miguel de Unamuno. En ella, Seisyllwg expuso y discutió con maestría las opiniones de su maestro, enfrentándolas con la de contendientes hábilmente elegidos (entre ellos, Luigi Mangiaterra, James Peters, obispo de Chelmsford y Jack Robins, zapatero de renombre).
Repasemos algunos de sus puntos principales:

-Contra los ateos, que negaban la existencia de Dios, Anarawd Cadell demostró que una sustancia, en tanto que se ve sostenida en el firmamento, precisa de otra mayor que ejerza una fuerza directamente equivalente a la totalidad de su masa. Luego, hay Dios.
-Contra los herejes, que sostenían la inviabilidad de la trinidad, Anarawd Cadell demostró que en tanto que todo múltiplo de tres es divisible en tres tercios iguales, entonces es tres veces cierto que existe la trinidad.
-Contra los persas, que sostenían que los dioses eran irrepresentables... estaba de acuerdo.
-Contra los corintios, que sostenían el techo, afirmó que los dóricos resultaban más elegantes.

Si bien estas ideas parecen a primera vista no diferir significativamente del dogma sostenido por la iglesia católica, aún así el Papa Pedofilio XIV determinó que su forma de expresarse resultaba profundamente blasfema. Seisyllwg sostuvo que la intención de su maestro fue únicamente la de “explicarse con la mayor claridad posible sobre temas de difícil dilucidación” (Op. Cit.).
Así como le sucedería a Galileo tres siglos después, Anarawd Cadell debió soportar la incomprensión de su época. Sólo ahora la iglesia comienza a percatarse de la injusticia que cometió con tan grande exponente del pensamiento.

Imagen: “Retrato del Papa Pedofilio XIV” o “El Amante de los Infantes”. Pintura de Gianni Pirrondelli. 1256.