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viernes, 31 de octubre de 2008

Joaquín Esteban de la Fuente, orgullo de las letras españolas

La poesía clásica española se ha caracterizado por la presencia de grandes figuras, entre las cuales resaltan nombres como los de Quevedo, Góngora, Ordoñez y Garcilaso. Sin embargo, conviene recordar que todos estos poetas, pese a sus diferentes orientaciones, abrevaron en una fuente común, a saber, en el gran poeta catalán don José Joaquín María Esteban Antonio De la Fuente y Mallea (mejor conocido como Joaquín Esteban De la Fuente).De la Fuente nació en la ciudad de Almudena, en el año 1538, y comenzó a componer versos a muy temprana edad. Se cuenta que a los ocho años tenía en su haber una notable cantidad de sonetos y tercetos, dedicados a las numerosas mujeres de su vecindad, hacia las cuales se sentía prematuramente atraído. Tal precocidad, en las letras y en el amor, le valió severas reprimendas: su padre, quien lo había destinado para el sacerdocio, hizo todo lo posible por apartarlo de sus inclinaciones mundanas, pero el joven Joaquín Esteban demostró haber nacido con muy diferentes talentos. Al respecto basta recordar uno de sus más famosos versos, en que da cuenta de tales contrariedades:

“Siendo tan sólo un mocito
Afición a las mujeres,
naciome, y gusto del vino,
La poesía y los placeres.

Mi buen padre destinome
para asuntos más divinos:
él me quiso sacerdote,
fue muy otro mi camino.”

Joaquín Esteban perseveró en su vocación, alzándose en desafío, no sólo contra la voz autoritaria de su padre, sino contra la de la sociedad de su tiempo. Sus extravagantes costumbres le ganaron la fama de inmoral y disipado. Su interés por la astrología y la alquimia lo llevó a trabar contacto con grupos ocultistas, entre ellos los de la llamada “Escuela de Chelmsford”, a la que se refiere en un célebre poema, en que ensalza el espíritu dionisiaco de la misma:

“En la mesa de Anaraudio*
Abundan ricos manjares
De Circe, que con probarlos
hacen de hombres animales.”
*Latinización del nombre Anarawd.

Cuando tuvo edad suficiente, el joven poeta se trasladó a Madrid, donde hizo carrera como juglar ambulante, presentándose en la corte de Carlos V, y ganándose el favor del rey, quien en una ocasión lo describió como “la voz más elocuente de nuestro siglo”. Tenía entonces sólo veinte años. Cuando, en 1561 murió su padre, De la Fuente heredó una basta fortuna que le permitió vivir con holganza. De esta época datan sus mejores obras: “Elegías Españolas”, “Sonetos a Maribela”, y “Églogas Castellanas”, además de su altamente exitosa obra de teatro “El Cómico de la Aldea”, que aún suele representarse regularmente. Fue también por esta época que comenzó su romance con Doña Inés ("Maribela" en sus poesías), esposa de su protector, el Duque Pedro De Ciencasas, y que murió en 1563, dejando un profundo vacío en el corazón del poeta. Sabido es que De la Fuente participó en la batalla de Vallaespina, en 1566, donde luchó valientemente contra los ejércitos franceses, resultando herido en el rostro de un bayonetazo, y perdiendo el ojo izquierdo. Buscando recuperarse, se trasladó a su ciudad natal, donde, aquejado por la gangrena, murió al año siguiente, dejando una enorme cantidad de obras inconclusas y poemas cortos, que fueron recopilados y publicados póstumamente por su amigo Fernando De la Cruz. Si bien la influencia de De la Fuente en la literatura hispánica ha sido ampliamente discutida en innumerable cantidad de ensayos, pertenecientes a las plumas más conspicuas de nuestra nación, entre otras la de don Miguel de Unamuno, quien dedicó un capítulo entero de su libro “Del Sentimiento Trágico de la Vida” al análisis de la obra del poeta, considero aún así que vale la pena resaltar que De la Fuente tiene en su honor el haber creado una lírica plástica y expresiva, al tiempo que notablemente pulida, que marcó el camino de toda la poesía hispánica posterior, hasta los tiempos de Machado y Lorca. Basta con recordar lo que Cervantes dijo de él: “en verdad que [De la Fuente] merece ser tenido por el santo patrono de las letras españolas”. Lope De Vega opinó que “fue él quien hizo de la lengua española una lengua poética”. Transcribimos a continuación uno de sus poemas más famosos para que pueda mejor apreciarse la naturaleza ambigua y dulcemente sugestiva de su genio.

Canto del Buen Amor
Buenas serán las mañanas
En que te tenga a mi lado,
Sobre la cama tendida
O junto al más bello lago.
Entonces tendré la alegría
Nunca antes sospechada,
Entonces, sabré que la vida,
Llegado ha a mi ventana.
Amor, dicen, es un niño
Necio, ciego y malicioso,
Osado, cruel, traicionero;
Juzgan así los más doctos,
Usando de vana ciencia,
Grande, en verdad, es su engaño,
Olvidan que los poetas,
Saben que un Eros más dulce
Obra de otras maneras,
Y habla con voces distintas,
Voces un tanto más tiernas,
Elige bien a sus blancos
Luego hiere con certeza
Llenando de amor los pechos
Uniendo el macho a su hembra,
Dando alegría a los hombres,
Olvido para sus penas;
Dicen, quienes lo conocen,
En verdad que son los menos:
Tiene la piel como mármol,
Un fino y rubio cabello,
Vuela con alas de ángel,
Igual a cómo lo sueñan
En sus noches las damitas,
Jamás se presta a querellas,
Antes gusta en armonía,
Pasarse, leves, las horas,
Unciendo bajo su yugo
Todas las almas que adora
Antes que arribe la aurora.


Imagen: “Retrato de Joaquín Esteban De la Fuente”. Pintura de Valeriano De la Fuente. 1567.

domingo, 10 de agosto de 2008

Primera etapa de la agitada vida de Johann Von Tür

Sería imposible hablar de Vanguardia Metafísica y haber hablado de la vida de Émile De La Chatouiller, sin mencionar al erudito Johan Von Tür, en cuya obra “Geschichte die Metaphysik Vorhut” nos lega un acaudalado compendio del saber ocultista.
Para comprender la importancia de Von Tür como historiador del pensamiento occidental, primero debemos conocer su vida, y aquellas circunstancias que llevaron a este hijo de campesinos a convertirse en uno de los mayores exponentes en la Vanguardia Metafísica europea.
Von Tür nació en Umpferstedt, en las cercanías de Weimar, en 1876. Sus padres nunca pudieron costear un tutor, sin embargo el hermano mayor de Von Tür, Karl, tomó a su cargo la educación del pequeño. Aprendió gramática latina antes de haber dominado el alemán, lo cual le permitió ya desde los tres años empaparse en las obras de los vanguardimetafísicos clásicos, especialmente aquellos de la “escuela de Chelmsford”. Se dice que a los cinco años era capaz de recitar la Eneida de memoria. Eso lo catapultó a una fama local y en 1882 visitó por vez primera la Universidad de Weimar, como parte de un concurso de gramática latina para niños, en el que obtuvo el primer puesto, lo que le ayudó posteriormente a conseguir una beca para su doctorado en Historia del Pensamiento.
En 1894, habiendo terminado sus estudios, comenzó a ejercer como docente en la misma universidad. Pese a su masivo bagaje cultural, no logró ganarse la simpatía ni el respeto de sus alumnos, dado que su “modus docentii” se caracterizaba por su irascibilidad y su total incapacidad para transmitir interés por la materia.
Agobiado por su fracaso en la docencia, cayó en un estado de depresión, del que sólo salio cuando su único amigo, el esotericista Rudolf Steiner, le regaló una edición de la obra de Émile De La Chatouiller, “L’Avant-Garde Métapysique”. En su lectura, Von Tür halló una nueva comprensión de la realidad humana, a cuyo estudio decidió dedicar el resto de su vida. En sus propias palabras: ““L’Avant-Garde…” representó un punto de inflexión en mi vida. Supe en ese momento que el alma de De La Chatouiller entró en resonancia con mi ser, escogiéndome entre las miles de sombras que pueblan este mundo, para ser quien analizara y difundiera su mensaje cósmico.” (Memoiren)
Su obsesión por De La Chatouiller lo llevó a investigar todos los medios posibles para contactar su espíritu. En colaboración con Steiner, entrevistaron a todos los médiums, brujas y hechiceros del sur de Alemania. Si bien tal sociedad resultó provechosa para ambos, terminó subrepticiamente en la primavera de 1903, cuando fueron reveladas las frecuentes visitas de Von Tür a Anna Eunicke, la esposa de Steiner. El escándalo que esto ocasionó, agravado por el inesperado embarazo de Eunicke, obligó a Von Tür a emigrar a las Islas Marianas, entonces pertenecientes al Imperio Germánico.
“Agobiado por falsas acusaciones, y buscando descanso en una tierra nueva donde reinase la paz, la alegría y la pureza racial, decidime por las Islas Marianas.” (Op. Cit)
Mientras Von Tür se encontraba en su exilio auto-impuesto, Steiner se valió de una orden judicial para irrumpir en su despacho, apoderándose de los incontables apuntes de la última década, los cuales revisó y publicó en 1910, bajo el título de “Geheimwissenschaft im Umriss”. Von Tür jamás le perdonó esta traición.
En1911 regresó a Europa, luego de una affaire con la esposa del gobernador de las Islas, irónicamente llamada Mariana. Al estallar la Gran Guerra, Von Tür dictó una serie de seminarios, en que intentó convencer a sus compatriotas de que “El espíritu vanguardimetafísico jamás podrá alcazar su esplendor total, en tanto continúen existiendo razas corruptas e impías que lo desvaloricen.”
Perdida la guerra, Von Tür abandonó Europa continental, estableciéndose temporalmente en Islandia, donde, con ayuda de un druida, intentó contactar el espíritu de De La Chatouiller, fútilmente.
Con esto acaba lo que se conoce como la “primera etapa” en la vida del lego. En los siguientes años, recorrería el mundo, trabando relación con los grandes exponentes de la Neo-Vanguardia Metafísica, en ciencias y artes.
En un próximo post, desarrollaré el resto de la vida de este genio del pensamiento.

Imagen: “Retrato de Johann Von Tür en su despacho”. Pintura de Adolf Schreyer. 1897.