
La historia de tan capital obra, nace, según narra la leyenda, con un acontecimiento fortuito: se dice que Anarawd Cadell, aquejado por numerosas dolencias, buscó refugio en Italia, junto a su amigo, el teólogo Luigi Mangiaterra. Allí entró en contacto con los escritos atribuidos a los gnósticos de los primeros siglos de nuestra era, los cuales ejercieron sobre él una profunda influencia, decidiéndolo a abandonar momentáneamente su trabajo “De Color” también conocido como “Spectrum Totum Visible Hominum Oculis Videri Possunt” para dedicarse de lleno a un tratado teológico. La obra le demandó cinco años, durante los cuales trabajó con gran intensidad. Sabemos, por testimonio de Seisyllwg, que Anarawd Cadell pensaba que con esta obra se iniciaría una nueva etapa en la historia del cristianismo, en que ya no podría subsistir ningún vestigio de lo que él llamó “la insensata y supersticiosa superchería pseudo-judeo-cristiana”, puesto que el verdadero cristiano pasaría a serlo, no solo en el plano de la fe, sino además en el de la gnosis, estableciendo una conexión místico-racional con lo divino.
Cuando la obra estuvo completa, Anarawd Cadell la dio a conocer. Las repercusiones no se hicieron esperar. El Papa Pedofilio XIV la incluyó en el Index de obras prohibidas, y amenazó a Anarawd Cadell con la excomunión a menos que se retractara públicamente, presentándose desnudo y con un cartel colgando del cuello en la “Plaza de Todos los Santos” (Every Saint Square), en el centro mismo de Londres. El valiente filósofo inglés, indignado ante tal medida fuera de toda moderación, decídiose a marchar a Roma, con el objeto de defender personalmente su caso, mas debido a su pobre salud, le fue imposible concluir el viaje. Murió en la ciudad de Florencia en 1261, debido a las heridas sufridas al caer de su caballo, el cual, a su vez, había caído de un barranco a 25 metros de altura. Años después, su más famoso discípulo, Thomas Seisyllwg, emprendería la defensa de las teorías religiosas de su maestro, en la monumental obra “Apología De Anarawd Cadell”, la cual es considerada como uno de los más grandes exponentes del género apologético en la historia de la literatura occidental, junto con la “Apología de Sócrates” de Platón, y la “Apología del uso de Opiacios con Fines Recreativos” de Miguel de Unamuno. En ella, Seisyllwg expuso y discutió con maestría las opiniones de su maestro, enfrentándolas con la de contendientes hábilmente elegidos (entre ellos, Luigi Mangiaterra, James Peters, obispo de Chelmsford y Jack Robins, zapatero de renombre).
Repasemos algunos de sus puntos principales:
-Contra los ateos, que negaban la existencia de Dios, Anarawd Cadell demostró que una sustancia, en tanto que se ve sostenida en el firmamento, precisa de otra mayor que ejerza una fuerza directamente equivalente a la totalidad de su masa. Luego, hay Dios.
-Contra los herejes, que sostenían la inviabilidad de la trinidad, Anarawd Cadell demostró que en tanto que todo múltiplo de tres es divisible en tres tercios iguales, entonces es tres veces cierto que existe la trinidad.
-Contra los persas, que sostenían que los dioses eran irrepresentables... estaba de acuerdo.
-Contra los corintios, que sostenían el techo, afirmó que los dóricos resultaban más elegantes.
Si bien estas ideas parecen a primera vista no diferir significativamente del dogma sostenido por la iglesia católica, aún así el Papa Pedofilio XIV determinó que su forma de expresarse resultaba profundamente blasfema. Seisyllwg sostuvo que la intención de su maestro fue únicamente la de “explicarse con la mayor claridad posible sobre temas de difícil dilucidación” (Op. Cit.).
Así como le sucedería a Galileo tres siglos después, Anarawd Cadell debió soportar la incomprensión de su época. Sólo ahora la iglesia comienza a percatarse de la injusticia que cometió con tan grande exponente del pensamiento.
Imagen: “Retrato del Papa Pedofilio XIV” o “El Amante de los Infantes”. Pintura de Gianni Pirrondelli. 1256.