lunes, 22 de junio de 2009

Gaston Joseph Engin, militante del conocimiento

Séneca dijo, alguna vez, que “Quien muere y es olvidado, dos veces muere.”. Es por esto que resulta importante y provechoso traer a la memoria los nombres de eximios personajes de la historia injustamente desvalorizados. Ya hemos mencionado a hombres como Thomas Seisyllwg, Kyle Capsize y Gabriel Bocángel. Es ahora el turno de explorar la vida y obra de Gaston Joseph Engin.
Engin nació en 1899 en el seno de una familia burguesa parisina. Tuvo una infancia desdichadamente nefanda; presenció el fusilamiento de su padre como resultado de un negocio turbio, a la edad de 6 años. Su adolescencia fue terriblemente funesta dado que su madre decidió suicidarse frente a sus ojos, ingiriendo dosis elevadísimas de pentazemina y benzodiasepina. Pasó entonces al cuidado de su abuela, una mujer desagradable de valores puritanos estrictos. Su primera y escuetísima relación amorosa la tuvo con la más joven de las criadas de la familia, la tentadora Christine Surmamelon, dos años mayor que él. Con ella tuvo una hija a quien abandonó en las escalinatas del Hospice de la Sainte Charité, para nunca volver a verla.
El joven fue un estudiante destacado y brillante. Acaso por esto, fue aislado por sus pares. Su única compañía por entonces fueron los libros heredados de su abuelo. En un primer estadio, se halló fuertemente influenciado por las ideas de colosales sofistas griegos como Carnéades, Filóstrato el Viejo, y, sobre todo, Apules de Argira (a quien se atribuye la inspiradora sentencia “Σκέψης είναι λόγος φύλο μπάλες λουλούδι φυλακή. Σώμα άλογο σκύλος γάτα το ποντίκι.”), todas leídas en una popular colección de la época “Philosophie pour Naissants”. En una segunda etapa, se adivinan fervorosas lecturas de Kant, Kierkegaard, Husserl, Jansson, Heidegger, Sade, Moumin, Nietzche, Proudhome, Marx y especialmente de Frederick Schelgenberg, cuya concepción materialista de la historia lo entusiasmaría mucho, llevándolo a afiliarse al Parti Communiste francés (al que, luego de una relectura más atenta de Schelgenberg, abandonaría por diferencias ideológicas). Entre sus primeras obras se encuentran: “Critique de la Psychanalyse dans une Perspective Materialiste”, “Critique du Materialisme dans une Perspective Psychanalyste” y “Critique de la Critique dans une Perspective Critique”. Todas las mencionadas, se presentaron en una única edición de 1924 denominada “Critique”, de 635000 páginas, sin contar el voluminoso prólogo.
Participó en el vigésimo cuarto Congrès Parisien de Philosophie, y tuvo la oportunidad de asistir a la famosa conferencia dictada en La Sorbonne por el maestro Johann Von Tür, que congregó a las principales figuras del pensamiento europeo de la época, excepto Lacan.
En 1938 conoció a Simone de Beauvoir, con quien tuvo amoríos fugaces para enfurecer a Jean-Paul Sartre, a quien había conocido en su época de estudiante. En palabras de Lacan, la relación entre Sartre y Engin fue siempre “como el segmento de la recta secante que une dos puntos pertenecientes a una misma curva con concavidad definida”. Pese a la gran amistad que los unió en su juventud, la obra “Sur le Mauvaise Compréhension de la Catégorie du Temps dans L’Être et le Néant” de Engin, publicada bajo el seudónimo de Jean-Paul Satyre, dio lugar a una amarga rivalidad malsana. En ella, Engin realiza una ácida burla de los principales postulados cardinales de la filosofìa sartreana, particularmente de “Manger est appropier par la destruction.”. La enemistad recrudeció cuando Engin se negó a firmar el Petitorio de Intelectuales Autoproclamados dirigido a De Gaulle, velando por la independencia de Argelia. La minimización de la violencia ejercida y la maximización de los derechos de integridad física de los argelinos fueron su justificación. Sartre calificó estos dichos de “petit bourgeois”, a su vez, Engin lo tildó de “gaucherét”. Sin embargo, consta que existió una gran admiración mutua; así por ejemplo se cuenta que con la aparición de la obra más importante de Engin, “Un Morceau de Fromage”, Sartre afirmó su sana envidia con estas palabras: “Lo daría todo por haber sido capaz de escribir algo tan grande como eso del queso.”.
Sus mejores amigos fueron el doctor Jacques Lacan, Theodore Adorno y los pintores Maximilien Hippolyte Croûte y Haanssens van Hoogsenbeeck. Son incontables las referencias al opus artis de estos últimos a lo largo de los ensayos de Engin, proveyendo numerosas exégesis de muchos de los cuadros. Particularmente la obra “Discussions sur l'Art” fue famosa por ser una de las primeras en llamar la atención sobre la obra del pintor holandés, a raíz del cual sentenció que “el arte jamás ha de intentar ser popular. Es el vulgo el que ha de intentar ser artista.”. También fue uno de los primeros en caratular sus obras de “conmovedoramente rompedoras”. Amigo también de Picasso, Albert Camus, Maurice Merleau-Ponty y Valentine Marie Augustine Gross, mejor conocida como Valentine Hugo, con quién también tuvo un exiguo devaneo.
En 1944, asistió a la lectura entre amigos de “Le Désir Attrapé par la Queue”, inmortalizada en aquella fotografía que ha recorrido el mundo, y que se reproduce en este artículo. Luego de poco más de una década de incesantes batallas contra la hemoglofagia HGV-N1, falleció en el Hôpital Saint-Louis, a los 83 años de edad. Se dice que sus últimas palabras fueron: “Metáfora de las metáforas: He vivido toda mi vida sólo para este moment…”

Entre sus muchas obras, destacan:
“Conférences sur le Materialisme Dialectique” (serie de conferencias dictadas entre 1949 y 1952).
“L'Essor des Nationalismes en Europe”
“La Généalogie de l'Histoire et l'Histoire de la Généalogie”
“Les Salons Parisiens” (compilación de ensayos de crítica artística de la juventud, al estilo de Saint-Beauve)
“Le Thérapeute” (conversaciones con el doctor Lacan)
“Les Belles Réalités”
“Les Affinités Électives” (Obra buffa)
“La Légende Des Siècles” (Análisis y crítica del retro-revisionismo histórico)
“Les Hereux Présages” (Novela)
“Les Puits de Vérité”(Ensayo)
“Le Bouchon d’Epouvante” (Obra teatral)
“La Clef des Rêves” (Ensayos sobre un nuevo modelo psicoanalítico)
“Le Modèle Rouge” (Ensayos sobre China)
“L'influence de la Pensée de Saint Simon dans l'Anarchisme Moderne”.
“Les Vacacances de Hegel” (Novela epistemológica)
“Histoire de la Philosophie: De Mégananolés à Sartre” (donde revela su gran erudición).
“Commentaires sur l'Oeuvre de Madame De Beauvoir, Le Deuxième Sexe”
“L'homme Cassé” (Novela)
“Grammaire Mise à Jour de l'Espéranto”

Imágenes:
Retrato de Gaston Joseph Engin a los 43 años. Fotografía. 1944.
Lectura de “Le Désir Attrapé par la Queue”. De pie, de izquierda a derecha: El doctor Jacques Lacan, Cécile Eluard, Pierre Reverdy, Louise Leiris, Pablo Picasso, Zanie de Campan, Valentine Hugo, Simone de Beauvoir, Gaston Joseph Engin, Brassaï. Sentados: Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Michel Leiris, Jean Aubier.

sábado, 23 de mayo de 2009

Ginés de Villaviciosa y Zorrilla, monje de la pluma y poeta del vicio

Sin ti
el tiempo
es empo
para mí.


El autor de tan grandes palabras, artista de la plurisignificación, que se transluce en estas líneas tan simples como profundas, nació en Valladolid, en el año de 1561, el mismo día en que comenzó el llamado Conflicto de Vallaespina, entre España y Francia. La historia de su concepción es dramática. Se cree que su madre, Manuela de Villaviciosa, que entonces contaba sólo con quince años, estando en la flor de su edad, fue víctima de un gangbang perpetrado por tres soldados, presuntamente el famoso poeta Joaquín Esteban de la Fuente y sus hermanos, Valeriano y Sebastián Ignacio. Aunque esto nunca pudo ser demostrado, Ginés de Villaviciosa debió cargar con el estigma de ser hijo de ramera, durante toda su vida.
La infancia de de Villaviciosa y Zorrilla fue dura. En su adolescencia, conoció las letras al ingresar a la universidad de Salamanca, donde trabó contacto entre otros con el laureado poeta Luis de Góngora y Argote. Influenciado por este, decidió tomar los hábitos, poniéndole fin a una historia breve aunque intensa de libertinaje. Sus primeros trabajos se centran en lo que se ha dado en llamar poesía casticista. Rompió sin embargo su relación con Góngora luego de la publicación de la obra “Soledades”, de fuerte inspiración Delafuentista. A lo largo de su vida, Ginés de Villaviciosa y Zorrilla encarnó la oposición total a los ideales estéticos y a la figura de Joaquín Esteban de la Fuente. Su primera obra, “El bufón del Villorrio” fue una ácida parodia de “El cómico de la aldea”. Casualmente, el protagonista de la obra de Ginés de Villaviciosa y Zorrilla lleva el nombre de Joaquín Esteban Viciosa, y es caracterizado como un libertino sin valores ni talento. Tal desprecio por los hermanos de la Fuente lo llevó, según se cree, a adquirir y destruir muchas de las pinturas de Valeriano, e incluso a causar la muerte de Sebastián Ignacio, el cual pereció envenenado con dibromuro de litio. A medida que comenzó a subir su poder adquisitivo, comenzó a alejarse paulatinamente de la religión, y en 1602, volvió a la senda de los placeres.
Pese a estos enfrentamientos, y a su errático modo de vida (fue un libertino el primer cuarto de su vida, luego fue monje, luego volvió al libertinaje, y falleció semanas después de su nueva ordenación), su talento poético le ha ganado un lugar especial en la literatura española, junto a grandes figuras como Francisco de Trillo y Figueroa, Jerónimo de Arbolanche, Gabriel Bocángel, el Conde de Villamediana, fray Antonio de Guevara, Ambrosio Montesino, Ludovico Ariosto y Miguel Cejudo.
A pesar de lo agitado de su vida, y de sus numerosas ocupaciones, su arsenal de obras es más bien amplio: escribió 417 novelas, 3469 poemas cortos, 813 cuentos, 14 tratados místicos y 8 obras de teatro. Entre sus obras más desconocidas, resaltan la “Gesta del Mío Cobani”, “Miriendas del Ingenio y Divertimentos del Buen Gusto”, “la Brujica Simpática”, “El Enemistocón”, “Saverio el Conocedor” el primer ejemplo de comedia gnoseológica de que se tenga noticia. Asimismo, innovó en diversos géneros, como por ejemplo la tragedia ortodoxa (“El Suplicio del Monaguillo”), la mojiganga romana (“Meretrices Asequibles”), la comedia jurídica (“El Abogado Fiel”), la romanza interracial (“La Gitana y el Moro”) y la tragedia soporífera (“El Sueño es Vida”, que inspiraría a Pedro Calderón de la Barca).
El prolífico poeta castellano murió en 1638, en Valladolid.
A continuación, su obra más personalmente íntima y conmovedora.

Canto a Valladolid
Valladolid, ciudad de cortesanos,
Don Pedro te ha legado su palacio.
Valladolid, poblado de pasiones,
Abundan tus iglesias y mansiones.
Valladolid, poblado tan soberbio,
Sobrevivió catástrofes e incendios.
Valladolid, emperatriz del valle,
Colón ha fallecido entre tus calles.
Valladolid, metrópoli pionera,
¡Ostras! Plaza Mayor fue la primera.
Valladolid, a orillas del Esgueva,
Donde se baña el siervo de la gleba.
Valladolid, te riega el Pisuerga,
Repleto de naves de grandes vergas.
Valladolid, con bellas campesinas,
Monjas, artesanas y adivinas.
Valladolid, tierra casta y virtuosa,
Repleta de mujeres laboriosas.
Valladolid, de grandes acequias,
Donde ya no es legal la sodomía.
Valladolid, al mar eres esquiva,
En medio de Iberia eres diva.
Valladolid, en la cuenca del Duero,
Allí hay menos barcos que cuberos.
Valladolid, tu luz siempre se asoma,
En medio ‘e la meseta, ni una loma.
Valladolid, con lumbres de alegría,
Cuando quemáis herejes en la pira.
Valladolid, la joya de Castilla,
Lo dicen los borrachos mientras pillan.
Valladolid, aldea llena ‘e gente,
Todos cruzan el Puente del Poniente.
Valladolid, ciudad con mucha historia,
¡Pardiez! Nada me viene a la memoria.
Valladolid, lo dicen en Toledo,
Decir Valladolid no es mal agüero.
Valladolid, de todas las ciudades,
Aquella que descolla en lupanares.
Valladolid, poblado importante,
Se cree desde Valencia hasta Alicante.
Valladolid, con jardines gigantes,
Tanta vegetación ya es extenuante.
Valladolid, hogar de este poeta
De rima inteligente y pluma inquieta.
Valladolid, con muy bellas plazuelas,
Muchos teatros y ninguna escuela.
Valladolid, con tus bellas carrozas,
Aunque a mi parecer no son gran cosa.
Valladolid, sabrosos son tus peces,
Pero los pescadores son soeces.
Valladolid, urbe altisonante,
Do viven mozalbetes y tunantes.
Valladolid, vivo en Valladolid
No sé con qué rimar Valladolid.
Valladolid, el futuro te espera,
Quemando más herejes en la hoguera.

Imagen: “Retrato de Ginés de Villaviciosa y Zorrilla”. Pintura de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. 1621.

viernes, 24 de abril de 2009

Frederick Schelgenberg, vanguardimetafísico crítico

En opinión de Christian Ferdinand Christian: “Sólo un impío, un arrogante pusilánime y decadente, un miserable engendro envidioso, sólo un hombre con esas características podría descreer de la grandeza del alma de William Anarawd Cadell.”
Sin embargo, tal impío ha existido. Su nombre fue Frederick Schelgenberg, primer representante de la corriente llamada del “Vanguardimetafisismo Crítico”. Nacido en Stechendefleish, en Prusia Oriental, en el año 1832, Schelgenberg fue desde sus comienzos un polemizador agudo y controvertido, sólo igualado, tal vez, por el propio Anarawd Cadell. Hijo (si hemos de creer a su madre) de un pastor calvinista, se sabe que en un primer momento, el gran filósofo pensó en seguir los pasos de su padre, de su abuelo, y del padre de éste (que no debe ser confundido con el primer padre, es decir, el suyo), dedicándose a la teología, aunque rápidamente abandonó dicho estudio por el de la filosofía, siendo grandemente influenciado por Hegel, en cuya concepción dialéctica de la historia creyó hallar un modelo aplicable al desarrollo de toda la humanidad. Cursó sus estudios en las universidades de Liepzieg, Bonn y Weimar. En 1857, con el apoyo del Ministerio de Asuntos Ocultistas, con sede en Munich, publicó su primer libro: “Der Ursprung der Metaphysik Vorhut”, obra en que realizó un análisis fuertemente crítico de los comienzos de dicho sistema doctrinario, acusando a Anarawd Cadell de ser un ejemplo de la decadencia en el pensamiento medieval, en tanto que resaltaba la importancia de figuras como las de Luigi Mangiaterra, Jack Robins y los miembros de la escuela de Chelmsford (exceptuando a Rapp Scalion, por quien nunca sintió aprecio). Su obra fue mal recibida en los círculos sapientes, pese a ser defendida por algunos eruditos entendidos en la materia. Sin embargo con el tiempo logró ser revalorizada y hoy en día se la considera un clásico de la literatura ocultista, junto a “L’Avant-Garde Métapysique”, “Geschichte die Metaphysik Vorhut” y “Moby Dick”.
Luego de unos años como docente de Filosofía ocultista en la Universidad de Weimar, Schelgenberg abandonó su puesto para dedicarse al vagabundaje, recorriendo y siendo corrido de las principales ciudades de Europa, entre ellas París, Marsella, Roma, Turín, Palermo, Ámsterdam y Moscú, radicándose finalmente en Ginebra, Suiza, ciudad que eligió a causa de su benigno clima, agradable gente y excelente calidad de confituras. Allí escribió y publicó el resto de sus obras: “Die Geschichtegrafik der Ethik”, “Auf der Schneide in einem Metaphysik Vorhut Sinne extra-Welt”, y su obra más conocida: “So ging Konfuzius”. En 1876 sufrió un fuerte golpe en tanto se bañaba, a raíz del cual perdió progresivamente la cordura, llevándolo a finalizar su vida en un asilo para dementes en Frankfurt. Murió en 1879, a la edad de 47 años. Fue enterrado en la ciudad de Berlín, donde años después, en 1938, fue levantado un monumento en su honor, bajo la supervisión de altos jerarcas del Tercer Reich. Se sabe que Hitler fue, entre otras muchas cosas, un atento lector de su obra, de la cual extrajo muchas ideas que le servirían para dar forma a la ideología nazi.
Schelgenberg es recordado, tal vez, como aquel que se planteó antes que nadie la posibilidad de imaginar una Vanguardia Metafísica alejada de la doctrina de Anarawd Cadell y de Thomas Seisyllwg, inspirando los esfuerzos de pensadores futuros como Émile De La Chatouiller. Fue asimismo un poeta bastante competente, a quien debemos las primeras traducciones decentes en alemán de la obra del poeta esotérico español Joaquín Esteban de la Fuente. Un hecho poco sabido es que Schelgenberg fue amigo cercano de la familia Von Tür, a tal punto de figurar en las actas de la capilla de Umpferstedt como padrino de bautismo del futuro historiador Johan Von Tür. El propio Von Tür resalta este hecho con orgullo en sus “Memoiren”, donde se toma la molestia de insinuar que su propia madre pudo haber mantenido alguna clase de relación íntima con el gran filósofo, gozándose en la posibilidad de ser acaso su hijo ilegítimo.

Imagen: Retrato de Frederick Schelgenberg a los 46 años. Fotografía de Jan Ulrich Beere. 1878.

miércoles, 25 de marzo de 2009

SILENCIO Y CENSURA

Este blog está de luto. Hemos sido víctima de la censura. Los intereses de ciertos sectores poderosos de la aldea global peligran ante la difusión de información histórica crucial que ha sido mantenida en secreto por siglos.
Desde el momento en que emprendí la descomunal tarea de difundir este género de conocimiento en la web, temí que esto pudiera suceder, y sólo el incondicional apoyo de mi joven y esbelta esposa me dio la firmeza necesaria.
Tras un largo hiatus, en el que violaron forzosamente la privacidad de mi cajeta informática, retomé el control de la misma. No obstante, es menester señalar que no es fútil indicar la excesiva utilidad de dejar clarificado lo conveniente de explicar lo sucedido. Tal violación no fue un hecho fortuito, sino un ataque directo a mi persona y a mi misión, llevado a cabo por Loro (Ellos, en italiano).
Loro es un grupo secreto que tiene por misión erradicar todo vestigio de la vanguardia metafísico. Para llevar a cabo tan mefistofélico propósito, se han valido de todos los medios imaginables, desde la intimidación hasta el asesinato y la falsificaron histórica.
Tras la excomulgación de Anarawd Cadell, en el año 1260, la vanguardia metafísica comenzó a ser considerada una doctrina herética. Santo Tomás de Aquino, miembro fundador de Loro, fue una de las personalidades más influyentes dentro de la iglesia católica de ese contexto. En su “Summa Theologica”(pág. 3141) elevó una demoledora crítica al pensamiento cadéllico, al que calificó de hereje, impío, insensato y maltrecho. A partir de ese momento, se creó una cofradía inquisidora con el fin de perseguir a los herejes cadellianos. Se dice que fue tan temida en Italia, que el pueblo jamás osó llamarla por su nombre, prefiriendo el pronombre de la tercera persona plural.
El intento de sabotear este blog es una minisculésima parte del plan global para silenciar a la vanguardia metafísica, con fines malévolos.
Grandes personalidades de la historia se cuentan entre las filas de Loro. Entre ellos cabe citar a Sir Isaac Newton, su rival Robert Hooke, Robert Boyle, Wilhelm Schuller, Gottfried Leibniz y Goethe. Además de censurar a todas las obras de las personalidades vanguardimetafísicas, que este blog pretende reivindicar, los miembros de Loro han plagiado conceptos y robado crédito a lo largo de la historia. Un buen ejemplo de esto es el caso Rudolf Steiner, quien, traicionando la confianza de su fiel aunque seductor amigo Johann Von Tür, robó sus manuscritos, los cuales usó para componer su magnum opus, “Geheimwissenschaft im Umriss”, de fuerte contenido lorista. Además, dedicó todos sus esfuerzos para aislar a su rival de la comunidad filosófica europea. Miembros de la Escuela de Chelmsford han sido severamente mansillados, como es el caso de Mozart, quién se cree que fue envenenado por su némesis Antonio Salieri por mandato de Loro.
A partir del siglo XIX, momento en que la religión perdió poder en el mundo occidental, los partidarios del liberalismo económico heredaron la hostilidad hacia la vanguardia metafísica, la cual resultaba contraria a los principios expuestos por Adam Smith. Fue así como la versión de la historia de Loro logró mantenerse vigente en la modernidad.
Hoy en día, Loro cuenta entre sus miembros con políticos influyentes, grandes empresarios, escritores rimbombantes, banqueros sionistas y un ingeniero civil. Su fin último, aunque desconocido, se cree que incluye la dominación mundial por medio de estratagemas económicas.

lunes, 26 de enero de 2009

Haanssens van Hoogsenbeeck, artista ecléctico

Hoy es un día muy especial para el arte europeo y especialmente para la ciudad de Haarlemmermeer, siendo el centésimo vigésimo aniversario del nacimiento de uno de los pintores más celebérrimos de los Países Bajos: el ilustre Jan Adriaen Haanssens van Hoogsenbeeck.
Haanssens van Hoogsenbeeck, quien es actualmente considerado por la crítica especializada como uno de los artistas más “rompedores” de principio de siglo XX, comenzó sus estudios de pintura en el atelier del maestro impresionista Willem Temminhoek. Allí estudió tanto a los maestros del Barroco (siendo sus preferidos Vermeer y Linoonen) como a los impresionistas franceses. Su formación tan amplia lo dotó de una versatilidad plástica pocas veces vista y le permitió desarrollar un estilo personal e íntimo, logrando condensar diversas corrientes estéticas con fines artísticos.
Su primera gran obra se titula “El Infierno de las Hespérides”. Es un cuadro de proporciones inusualmente humildes (tan sólo 47x35cm) que plasma, posiblemente, sus emociones y pensamientos sobre su infancia en la campiña. Impregnado del estilo de su maestro, acaso deja translucir el genio de un artista que aún no ha hallado su propio estilo. Posteriormente, inspirado
por los principios neoplasticistas de Mondrian y Theo van Doesburg y por la sistematización compositiva establecida por Kandinsky y Klee en la Bauhaus, logró conciliar ambas corrientes y sintetizarlas en el extraordinario tríptico “Árida Desolación, Esperanza Fugaz, Búsqueda Ontológica”.
Convertido ya un artista consagrado, conoció, durante un viaje a París en 1947, entre otros, a Pablo Picasso, Maurice Merleau-Ponty, Theodore Adorno y Gaston Joseph Engin.
Cuatro años más tarde, acaso intuyendo la proximidad de su muerte, el eximio artista decidió plasmar en su última obra sus conclusiones tras años de meditación y contemplación del Universo. “Niets Natuur” es un óleo que expresa, quizás, la calma y el equilibrio de un espíritu pleno y anciano. Ejecutado con pinceladas à la Temminhoek, la más postrera de las obras retoma el estilo de las primeras, dando así al Opus Collectio un cierre a la manera de bucle infinito.
En palabras de Engin: “…ciertamente, no forma parte de la mentalidad moderna el pensar en Rafael como un excepcional pintor, siendo que la calidad de su inventiva transciende ampliamente el campo de la mera competencia profesional. Lo mismo puede decirse de Haanssens van Hoogsenbeeck: en sus trabajos, asistimos a un espectáculo en que la avasallante potencia de la imaginación eleva las impresiones visuales de una trascendental e imperceptible belleza inescrutable, superando ampliamente los límites del mero diseño consciente. ”

Imágenes: “Hel van Hesperiden”. 1906. Colección privada.
“Aride verlatenheid, kortlevend hoop, ontologische zoektocht”. Tríptico. 1925. Colección privada.
“Niets Natuur”. 1951. Nederlands Abstract Kunst Museum.

domingo, 4 de enero de 2009

Meganánoles de Elea

Un error harto común entre la intelectualidad moderna consiste en creer que la Vanguardia Metafísica no posee una historia previa a los trabajos de Cadell, que es el producto de la mente de un solo hombre, así como el Marxismo lo es de Marx, o el Liberalismo de Arce Líber. Si bies es cierto que William Anarawd Cadell, fue uno de los primeros en ordenar los puntos principales de tal pensamiento en un cuerpo sistemático coherente, es también cierto que muchos pensadores antes que él (en particular Manothon en Egipto y Vico en Roma) siguieron líneas de reflexión similares, que en muchos casos los llevaron a conclusiones prácticamente idénticas a las del gran maestro ítalo-inglés. Uno de estos fue el filósofo eleata Meganánoles de Elea.
Lo que sabemos de Meganánoles de Elea es en verdad muy poco; sólo conservamos de él escasísimos fragmentos, y algunas referencias a dicho filósofo hechas por Aristóteles en sus obras “De Coelo” y “De Scientia”, así como un manuscrito biográfico atribuido a Diógenes Laercio, que los filólogos modernos consideran espurio. Se cree que fue discípulo de Sultano de Halicarnaso, Alpédocles de Rodas, y tal vez de la filósofiza Hidromuria de Lesbos. Tal vez el mejor medio de acercarse a la filosofía de Meganánoles sea a través de la obra de Al-Hacrán, historiador persa, nacido Abū Alī al-Hacaran ibn al-Hasin ibn al-Haytham, del siglo VIII d.c., quien en su “Qawl fi al-Makan”, hace amplias referencias a Meganánoles, a quien considera el más cercano entre los filósofos paganos a la doctrina del Corán.
Al igual que los Mayas, Meganánoles sostenía que el elemento primordial del universo era el lodo, de cuyas fluctuaciones calóricas se derivarían todos los otros elementos. Es este uno de los principales argumentos que permiten suponer que las civilizaciones precolombinas mantuvieron algún tipo de contacto con la cultura helénica.
Opinaba asimismo que el alma era inmortal, indivisible e ignífuga, y que luego de la muerte se separaba del cuerpo, tomando la forma de luciérnaga, para luego ir a sumergirse al lodo, por medio del cual se reincorporaba al ciclo vital. Era un apasionado defensor de la teoría de la generación espontánea. Creía que si un gusano penetraba en el ano de un hámster, se creaba un ratón.
Meganánoles fue también un respetado astrónomo, el primero en teorizar acerca del lado oscuro de la Luna. Según sus estudios, afirmaba que el astro estaba compuesto de 20 variedades distintas de queso. Sobre su superficie habitaba una población de ratones que devoraban todo el queso en 14 días, dejando en descubierto el núcleo lunar donde habitaban hámsters y gusanos. Al cabo de 14 días, el queso se regeneraría naturalmente y ya se habría creado una nueva población de ratones que daría comienzo al ciclo nuevamente. También se le atribuye un teorema epónimo, que en realidad es un caso particular del Teorema de Tales.
De la Biblioteca de Alejandría sobrevivió un índice de las obras de Meganánoles confeccionado por Aristarco de Samotracia en el que figuran 2543 títulos, como “Sobre la Generación de la Vida”, “Sobre el Sentido del Universo” y “Sobre las virtudes y los vicios de las féminas”.
Según Diógenes Laercio habríamos perdido 8 libros sobre la Naturaleza, 3 sobre retórica, 9 sobre gramática, 7 sobre el Ser, 5 sobre los animales marinos, 4 sobre los animales terrestres y 9 sobre poética.
Lamentablemente, sólo nos han llegado unos veinte fragmentos inconexos de su Política, un trozo altamente incompleto de su Sobre los Animales Lunares y la pieza citada a continuación de su “Sobre el Ser”: “...la realidad […] puede ser […] y [abordada] desde perspectivas disímiles de acuerdo con […] y […], la variación de los [estados] anímicos…”. Este pensamiento influenciaría luego a Anarawd Cadell a crear un sistema filosófico centrado en una postura típicamente metafísica, para intentar lograr una síntesis de la realidad en términos cuantitativos. Por tanto, es justo pensar que Meganánoles fue, en cierto sentido, el “abuelo” de la Vanguardia metafísica Sobre Meganánoles escribió Anarawd Cadell en su obra “De Prima Acies Metaphysis” que “sin su aporte, sería imposible pensar el mundo en términos ultra-físicos.” Johann Von Tür escribió de él: “Ningún filósofo antes de Platón, tuvo uno mente tan dilucidadora respecto de la realidad subyacente al cosmos y la función del Ser en el Universo.” (“Hand nehmen Sie Aristoteles”, 308).
Se cree que Meganánoles vivió entre los siglos VIII y VI a.c, que fundó una serie de colonias en Sicilia, entre ellas Meganania (actualmente Catania), y que murió en un naufragio en la costa de Messina. También se ha sospechado, debido al enorme caudal creativo atribuido a Meganánoles, que no se trata de una persona histórica si no de un conjunto de filósofos, siendo Meganánoles su pseudónimo grupal.

Imagen: “Meganánoles de Elea”. Pintura de Carlo Dolci. 1632.