sábado, 13 de septiembre de 2008

La escuela de Chelmsford

Hoy en día apenas podemos pensar en filosofía occidental sin mencionar al filósofo inglés William Anarawd Cadell. En efecto, expresiones tales como “igualdad de contrasentidos”, “figurativismo ilógico” y “racionalismo sintético”, frecuentes en todo tratado filosófico serio, provienen de sus obras. Y sin embargo, el pensamiento de este notable hombre de letras tal vez no habría llegado hasta nuestros días, de no haber sido por el esfuerzo de un grupo de intelectuales, generalmente conocido como la “escuela de Chelmsford”. Esta logia vanguardimetafísica, formada en la ciudad inglesa del mismo nombre, alrededor del siglo XIV, se encargó de sintetizar los postulados metafísicos de la obra de Anarawd Cadell, “De Prima Acies Metaphysis”, logrando así una suerte de amalgama entre el pensamiento vanguardimetafísico del maestro inglés y la tradicional filosofía escolástica, representada en las figuras de Santo Tomás de Aquino, y de San Ignacio de Loyola.
No debemos dejar de señalar que, si bien esta escuela estuvo conformada, en un primer momento, por notables intelectuales provenientes de la escolástica misma, buscó no obstante amalgamar distintas corrientes filosóficas, hasta entonces consideradas contrapuestas, en un cuerpo ideológico trascendental, o como lo planteó Thomas Seisyllwg, en su obra “Refutatio omnium haeresium” :“hallar en todas las manifestaciones del espíritu humano la clave de una esencia subyacente que aúne cada dimensión de lo ontológico en una realidad sincrética”
En palabras del notable historiador alemán Johann Von Tür, el auténtico propósito de la escuela de Chelmsford no fue sino “crear un puente entre la comprensión vanguardimetafísica del mundo y la comprensión onto-teológica, típica del pensamiento cristiano medieval. Siendo que la cosmología inaugurada por Anarawd Cadell y perfeccionada por Seisyllwg, arrebataba toda posibilidad de existencia a un Dios de características personales, los intelectuales de Chelmsford pensaron un mundo cuyas categorías estéticas permitieran concebir una entidad superlativa, capaz de abarcar el conjunto de la realidad como si se tratara de un proyecto teleológicamente definido” (“Die Chelmsfordschule”).
La escuela de Chelmsford, aunque constituida por notables integrantes, pertenecientes a todas las ramas del saber, entre quienes se destacan el filósofo crítico Ron Rogers, el teólogo Herman Marley, el alquimista Rapp Scallion, y el médico Kyle Capsize , es tal vez más recordada por los excesos a que sus miembros supieron entregarse. Disipación, abuso de alcohol, interminables orgías en no se hacía discriminación de edad, sexo o condición civil, eran sólo algunos de los vicios que alternaban a sus largas discusiones filosóficas. En el libro “An Evening at Chelmsford ”, el autor inglés Jules Grogham, basándose en documentación de la época, reconstruye hábilmente uno de aquellos encuentros: “llegamos al gran salón donde se desarrolla el simposio. Nada tiene de raro ver a Rapp Scallion, corriendo borracho y sin pantalones de un lado al otro, gritando obscenidades y burlándose del Papa. Kyle Capsize, dormido, con un lápiz en la mano, y a su lado Herman Marley, tocando el violin, con la remera sucia por un vómito espeso que atestigua su largas noches de pecado y lujuria”.
El francés Émile De La Chatouiller, en su libro “Les vices des Antiques” dice: “es sabido que las reuniones de la escuela de Chelmsford solían transcurrir entre los vicios más descarados que un hombre pueda imaginar…se sabe asimismo que los integrantes de dicha logia tenían por costumbre discutir sus asuntos sentados en una mesa circular, dando a entender que ninguno de ellos tenía preeminencia sobre los demás. De aquí viene, si hemos de creer a nuestros filólogos modernos, la expresión “círculo vicioso”, muy usada en la actualidad.
Se sospecha que la "Escuela" continuó existiendo a lo largo de los siglos, como secta filosófica. Entre sus miembros más famosos, han sido sugeridos los nombres de Émile De La Chatouiller, Nicol Édouard Formier, Pierre Lépuc y Mozart.

Imagen: “Escuela de Chelmsford”. Pintura de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. (De Izquierda a Derecha) Ron Rogers, Herman Marley, Rapp Scallion, Kyle Capsize. 1628-1629.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Nicol Édouard Formier, matemático apasionado

Hasta ahora hemos hablado de la influencia de la vanguardia metafísica en arte y letras. Creo que es menester analizar cómo la Vanguardia Metafísica inspiró e influyó a generaciones enteras de notables hombres de ciencia. Entre ellos, Nicol Édouard Formier representa tal vez el caso más notable.

La vida de Nicol Édouard Formier comenzó abruptamente, con su nacimiento el 23 de febrero de 1802. Siendo el único hijo de Joseph Formier y Virginie Caprice, desde pequeño, Formier pudo ser educado en las más diversas áreas del conocimiento como griego antiguo, latín, pintura y música. El niño demostró ser apto en todas ellas, pero sólo una disciplina logró apasionarlo más allá de lo normal: La matemática. Ya desde su temprana lectura de la obra de Anarawd Cadell, Principia Mathematica, el precoz niño tomó la firme decisión de dedicar su vida al algebra y a la aritmética, como puede colegirse de los numerosos extractos de su diario.

Guiado por esta ambición, se entregó al estudio de las obras de los matemáticos más eminentes. A los 13 años fue admitido en el École Polytechnique. Allí conoció a Émile Clapeyron, uno de los fundadores de la termodinámica, y Auguste Croyeaux (físico no tan exitoso como Clapeyron). El joven Formier fue alumno de grandes maestros de renombre mundial como Joseph-Louis Gay-Lussac, Jean-Baptiste Biot y Étienne-Louis Malus. En su decimocuarto cumpleaños, su padre le regaló Introductio in Analysis Infinitorum y Vollständige Anleitung zur Álgebra; dos de las obras más importantes del celebérrimo matemático suizo Leonhard Euler, las cuales lo influenciaron notablemente. Durante los tres siguientes años, Formier desarrollaría todo su aporte a la matemática. Debido a jaquecas cada vez más intensas y prolongadas, el joven debió ausentarse del École Polytechnique de manera definitiva, debiendo permanecer en su mansión de Rue de la Mouette. Allí fue donde entró en contacto con los integrantes de la Escuela de Chelmsford, misteriosa secta vanguardimetafísica de la que presumiblemente formó parte, al tiempo que trabajaba en su sorprendentemente original Analyse Complexe. Fue también allí donde conocería a la única mujer que amó en su vida: Collette Cocotte, una ayudante de jardinero adolescente de figura esbelta y cabellera dorada. El diario personal que Formier mantuvo durante los últimos años de su vida es la fuente más confiable a la hora de conocer sus sentimientos más íntimos. En uno de sus extractos más emotivos y conmovedores se lee:

“¡Ah, Collette! Collette es, sin duda… Collette es… Collette es… me gusta. Y mucho.”

En sus manuscritos, perdidos entre igualdades y gráficas de funciones, pueden apreciarse los miles de corazones con el nombre Collette escritos en el interior de cada uno de ellos. Pero Formier no tardó en probar la amarga hiel del desengaño, al descubrir que la señorita Cocotte, a quien amaba tiernamente, se encontraba prometida al exitoso médico cuadragenario Jacques Poulliére. Desde el momento en que lo supo, a sus 16 años, Formier juntó coraje y se propuso retar a duelo a Poulliére, esperando obtener así el derecho a pedir la mano de Collette Cocotte. Y fue así como al atardecer del día 17 de mayo de 1818, el médico y el matemático se batieron a muerte por el amor de una joven ayudante de jardinero. Formier recibió 23 disparos en el abdomen y falleció esa misma noche, tras una intensa agonía.

Y fue de esa manera que una de las mentes más brillantes de toda Francia se perdía para siempre a la vez que su prolífica producción matemática en el campo del Análisis de Variable Compleja era heredada por las siguientes generaciones. Hoy en día, Formier es mundialmente reconocido como uno de los más brillantes matemáticos del siglo XIX. El asteroide PK1473 fue rebautizado en su honor.

Imagen: “Nicol Édouard Formier a los 16 años”. Jean-Baptiste Corot. 1818.

domingo, 24 de agosto de 2008

Segunda y última etapa de la agitada vida de Johann Von Tür

Hemos hablado con fruición de lo que usualmente se conoce como la primera etapa en la vida del teórico vanguardimetafísico alemán Johann Von Tür; de sus trabajos, de sus pasiones y de las adversidades que moldearon un carácter tan único y complejo. Ahora trataremos de la segunda etapa.
Si bien existen al respecto discrepancias, actualmente la mayoría de los estudiosos contemporáneos coinciden en situar el inicio de la segunda etapa en 1918, cuando finaliza la primera etapa y, en vano, intentó contactar el espíritu de su admirado De La Chatouiller, en su único viaje a Islandia. Frustrado, abandonó la desértica isla, para la sorpresa de su amante, la esposa del druida que lo acompañó abnegadamente en su fallida empresa, a quien sedujo con promesas que nunca se vieron realizadas.
Buscando la paz necesaria para su creación, decidió regresar a Europa continental, y recluirse en la abadía benedictina Stift Melk. Allí, completó la mayor parte de su caudal literario, escribiendo obras tales como “Geschichte die Metaphysik Vorhut”, considerada por él como su obra más importante. Dejó asimismo cantidad de epístolas, remitidas a la mayor parte de los vanguardimetafísicos de la época (entre ellos mi padre, señor Fortún Ochoa Fortuñón), en que discute importantes temas concernientes a las esferas de ciencia, arte, música, literatura, filosofía y parapsicología. Otras obras presumiblemente atribuibles a este periodo son “Flucht aus der Antike”, “Hand nehmen Sie Aristoteles” y “Kritisiert Grund unrein”. Incontables manuscritos se perdieron para siempre durante la invasión nazi, perdiéndose con ellos uno de los tesoros más valiosos de la historia del pensamiento.
Mas en este tiempo no abandonó su obsesión por De La Chatouiller, llegando a contactar gracias a la esposa de uno de sus amigos epistolares al sobrino del gran maestro francés, Claude Luc Théodore Gérard De La Chatouiller. No conocemos como sucedió exactamente, pero lo cierto es que en menos de un mes los dos hombres se convirtieron en grandes amigos, o al decir de Von Tür, en “hermanos de causa”, llegando éste a establecerse en la mansión ubicada en Corbeil-Essonnes, a orillas del Sena, con De La Chatouiller y su esposa. Gracias a los documentos preservados por la familia del pensador francés, les fue posible a ambos hombres reconstruir muchas de sus obras. Sin embargo, se sospecha que el material fue altamente adulterado, con la finalidad de preservar la imagen casta y pura de Émile De La Chatouiller, y para disimular sus adicciones y el notable efecto que éstas tenían en su prosa.
No obstante, esta notable sociedad entre el alemán y el francés llegó a un fin poco placentero. Von Tür nos narra con lujo de detalles lo sucedido, en sus “Memoiren”:
“…Adeline (esposa de Claude De La Chatouiller) llamó mi atención desde la primera vez que nos conocimos. Con sus 17 años, era toda una mujer, que no lograba adaptarse a su papel de esposa. Su alma apasionada tenía necesidades que (Claude) De La Chatouiller no podía satisfacer. Y me lo hacía saber, constantemente, ofreciéndome café, haciéndome preguntas intrascendentes, abriendo las ventanas de la habitación en que me encontraba, en fin, intentando procurar mi comodidad, mientras su esposo se ausentaba. Mi gratitud hacia ella era gigante, y crecía más a cada hora. Decidí finalmente actuar…”
Y actuó. Johann Von Tür era un hombre de palabra, para el cual el agradecimiento era una de las virtudes principales. Lamentablemente, De La Chatouiller no lo vio de esa manera.
Von Tür pasó los últimos años de su vida recluido en una campiña cerca de Greifswald, al norte de Alemania, trabajando en la que pensó sería su obra más grande, y aquella con que se justificaría ante el mundo, sus “Memoiren”. Trabajó también en otros escritos como “Verführenrischen Frauen fremd”. Su interés por la cábala le ganó la antipatía acérrima del régimen nazi, razón por la cual sólo contamos con fragmentos de muchas de sus obras.
Murió de neuro-sífilis, a la edad de 64 años, en 1940. A su funeral asistieron las esposas de casi todos sus antiguos amigos, en señal de respeto al gran hombre y a su mastodóntico pensamiento.

Imagen: “Johann Von Tür y Claude De La Chatouiller”. Fotografía de Hans Bellmer. 1926.

domingo, 10 de agosto de 2008

Primera etapa de la agitada vida de Johann Von Tür

Sería imposible hablar de Vanguardia Metafísica y haber hablado de la vida de Émile De La Chatouiller, sin mencionar al erudito Johan Von Tür, en cuya obra “Geschichte die Metaphysik Vorhut” nos lega un acaudalado compendio del saber ocultista.
Para comprender la importancia de Von Tür como historiador del pensamiento occidental, primero debemos conocer su vida, y aquellas circunstancias que llevaron a este hijo de campesinos a convertirse en uno de los mayores exponentes en la Vanguardia Metafísica europea.
Von Tür nació en Umpferstedt, en las cercanías de Weimar, en 1876. Sus padres nunca pudieron costear un tutor, sin embargo el hermano mayor de Von Tür, Karl, tomó a su cargo la educación del pequeño. Aprendió gramática latina antes de haber dominado el alemán, lo cual le permitió ya desde los tres años empaparse en las obras de los vanguardimetafísicos clásicos, especialmente aquellos de la “escuela de Chelmsford”. Se dice que a los cinco años era capaz de recitar la Eneida de memoria. Eso lo catapultó a una fama local y en 1882 visitó por vez primera la Universidad de Weimar, como parte de un concurso de gramática latina para niños, en el que obtuvo el primer puesto, lo que le ayudó posteriormente a conseguir una beca para su doctorado en Historia del Pensamiento.
En 1894, habiendo terminado sus estudios, comenzó a ejercer como docente en la misma universidad. Pese a su masivo bagaje cultural, no logró ganarse la simpatía ni el respeto de sus alumnos, dado que su “modus docentii” se caracterizaba por su irascibilidad y su total incapacidad para transmitir interés por la materia.
Agobiado por su fracaso en la docencia, cayó en un estado de depresión, del que sólo salio cuando su único amigo, el esotericista Rudolf Steiner, le regaló una edición de la obra de Émile De La Chatouiller, “L’Avant-Garde Métapysique”. En su lectura, Von Tür halló una nueva comprensión de la realidad humana, a cuyo estudio decidió dedicar el resto de su vida. En sus propias palabras: ““L’Avant-Garde…” representó un punto de inflexión en mi vida. Supe en ese momento que el alma de De La Chatouiller entró en resonancia con mi ser, escogiéndome entre las miles de sombras que pueblan este mundo, para ser quien analizara y difundiera su mensaje cósmico.” (Memoiren)
Su obsesión por De La Chatouiller lo llevó a investigar todos los medios posibles para contactar su espíritu. En colaboración con Steiner, entrevistaron a todos los médiums, brujas y hechiceros del sur de Alemania. Si bien tal sociedad resultó provechosa para ambos, terminó subrepticiamente en la primavera de 1903, cuando fueron reveladas las frecuentes visitas de Von Tür a Anna Eunicke, la esposa de Steiner. El escándalo que esto ocasionó, agravado por el inesperado embarazo de Eunicke, obligó a Von Tür a emigrar a las Islas Marianas, entonces pertenecientes al Imperio Germánico.
“Agobiado por falsas acusaciones, y buscando descanso en una tierra nueva donde reinase la paz, la alegría y la pureza racial, decidime por las Islas Marianas.” (Op. Cit)
Mientras Von Tür se encontraba en su exilio auto-impuesto, Steiner se valió de una orden judicial para irrumpir en su despacho, apoderándose de los incontables apuntes de la última década, los cuales revisó y publicó en 1910, bajo el título de “Geheimwissenschaft im Umriss”. Von Tür jamás le perdonó esta traición.
En1911 regresó a Europa, luego de una affaire con la esposa del gobernador de las Islas, irónicamente llamada Mariana. Al estallar la Gran Guerra, Von Tür dictó una serie de seminarios, en que intentó convencer a sus compatriotas de que “El espíritu vanguardimetafísico jamás podrá alcazar su esplendor total, en tanto continúen existiendo razas corruptas e impías que lo desvaloricen.”
Perdida la guerra, Von Tür abandonó Europa continental, estableciéndose temporalmente en Islandia, donde, con ayuda de un druida, intentó contactar el espíritu de De La Chatouiller, fútilmente.
Con esto acaba lo que se conoce como la “primera etapa” en la vida del lego. En los siguientes años, recorrería el mundo, trabando relación con los grandes exponentes de la Neo-Vanguardia Metafísica, en ciencias y artes.
En un próximo post, desarrollaré el resto de la vida de este genio del pensamiento.

Imagen: “Retrato de Johann Von Tür en su despacho”. Pintura de Adolf Schreyer. 1897.

sábado, 26 de julio de 2008

Preguntas Frecuentes acerca de Vanguardia Metafísica

He recibido en los últimos días innumerables mensajes de felicitación, a causa de este Blog en que me he propuesto develar los misterios de aquel apasionante campo del saber, denominado Vanguardia Metafísica. Citaré uno de esos mensajes, el cual me ha llenado de orgullo y satisfacción. Pertenece a mi entrañable colega y amigo, el licenciado José Antonio Rojas del Castillo y Lucernas:
"Estimado doctor Fortuñón: Salud. Es usted un adalid de la cultura, plenamente decidido a llamar la atención sobre el trabajo, tanto tiempo ignorado, de grandes pensadores como lo fueron William Anarwd Cadell, Thomas Seisyllwg y Émile De La Chatouiller. Dios lo bendiga por eso. Fue un poeta francés, Pierre Lépuc, quien dejó grabadas en nuestra historia aquellas inmortales palabras: "Quien trae a la luz aquello que fue oculto, se gana un lugar en la corte de los ángeles". A usted corresponde tal honor, pues es a causa de su magnánimo esfuerzos, que hoy nosotros podemos iluminarnos con aquel saber tan precioso que es la Vanguardia Metafísica…"
El mensaje continúa con iguales tonos de afecto y de reconocimiento. Mas llegando al final, el ilustre Licenciado me dirige una pregunta, que considero de suma importancia:
"...¿y dónde –interroga- podremos nosotros, hombres españoles deseosos de aprender cuanto debe ser sabido sobre Vanguardia Metafísica, dirigirnos en busca de tal conocimiento?..."

A usted, querido Licenciado, y a todos cuantos posee la misma inquietud, procedo a darles la información de que dispongo: Recomiendo encarecidamente a los docentes universitarios deseosos de adentrarse en la materia, que se acerquen al "Comité Universitario de Ligas Ocultistas", federación inter-universitaria de docentes por la promoción de la Vanguardia Metafísica y de las ciencias ocultas. Asimismo a los jóvenes insto a que se informen sobre la "Peña de Estudiantes para la Difusión del Ocultismo", agrupación de estudiantes de la universidad de Almudena, de orientación delachatouilleriana, dedicada a la difusión del ocultismo como alternativa político-moral. En cuanto al material bibliográfico, recomiendo a todos aquellos que estén dando sus primeros pasos en Vanguardia Metafísica, que lean mi obra "Vanguardia Metafísica para Principiantes" (McGraw-Hill, 1988), o que consigan las excelentes traducciones de las obras de Émile De La Chatouiller, y de otros autores vanguardimetafísicos, editadas por "Editorial de Reportajes, Ensayos, Crónicas, Tratados y Opúsculos". Por último, tengo el agrado de informar a aquellos a quienes les interese, que el próximo 16 de Septiembre, y por segundo año consecutivo, tendrá lugar la vigésimo segunda "Asamblea Nacional Ocultista", a celebrarse en la ciudad de Barcelona. Este año se dictarán importantes conferencias, entre ellas "El futuro de la Vanguardia Metafísica" a cargo del profesor Teodoro Pomato, "El Ocultismo Inca" a cargo de la bellísima doctora Dorothea Blume, y "Vanguardia Metafísica y Terrorismo en España", a cargo del renombrado autor y celebérrimo criminalista Cecilio Cienmanos, quien asimismo dirigirá un taller-debate explicativo sobre el grupo guerrillero "Vanguardimetafísicos Españoles Realistas Guerreros Armados".

Imagen: Dorothea Blume y Ximeno Fortuñón en la Vigésimo Primera Asamblea Nacional Ocultista.

lunes, 21 de julio de 2008

Émile De La Chatouiller, pensador complejo

En vista del éxito que este blog ha tenido, y a causa de los múltiples pedidos que he recibido personalmente, tanto de colegas como de aficionados deseosos de aprender más acerca de vanguardia metafísica, he decidido dedicar este segundo post a mi segundo autor favorito después de Kant, el eminente erudito francés Émile De La Chatouiller.

Émile De La Chatouiller, nacido Jean-Paul-François Théophile De La Chatouiller (París 1854- Reykjavík 1899) se crió en el seno de una acaudalada familia de comerciantes de pieles del norte de París. Su padre, Jean-Luc De La Chatouiller le enseño a leer cuando tenía 40 años; Jean-Luc. Su madre, Cosette Vagille fomentó en el precoz niño un interés por el arte y la astrología que lo acompañó a lo largo de su vida. A los 16 años, fue aceptado en el Liceo Naval de Córcega, donde un amigo lo introdujo en la lectura de las obras del inglés William Anarawd Cadell, y en el consumo de licor de absenta (del francés absente y éste del latín absintium). A los 23 años, recibió su título de ingeniero naval, y regresó a París, donde luego de la muerte de su padre, logró ingresar en el Liceo Royal de Louis-le-Grand. Allí cursó sus estudios en Epistemología Sistemática y obtuvo su doctorado con la tesis titulada “Sur les conditions des propositions doctrinaires”, por la que recibió además una mención honorífica por parte de la Academia de Ciencias Francesa.
Durante la siguiente década, Émile atravesaría senderos oscuros de los que jamás podría olvidarse totalmente: entregado a la disipación, fomentada por su tío Gérard, agotó rápidamente el capital legado por su padre, viéndose obligado a sustentarse trabajando como mesero en Café Guerbois, donde entró en contacto con bohemios, y donde adquirió el hábito de consumir drogas recreacionales. Este segundo hábito le permitiría escribir una vastísima obra de la cual sólo unas pocas páginas resultarían coherentes, o siquiera legibles.
Influenciado por los pintores en boga, intentó fútilmente adaptar el “approach” impresionista a los principios estéticos de la Vanguardia Metafísica, según se encuentran en la obra de Thomas Seisyllwg “De Aesthetica Artii”. De este esfuerzo, surgió su opera prima “L’ Avant-Garde Métapysique”.
Agobiado por el alcoholismo y la adicción a los narcóticos, perdió completamente la razón, y con sus últimos recursos se embarcó a Islandia, influenciado por la obra de Julio Verne, “Viaje al Centro de la Tierra”, a la cual tomó como un documento histórico verídico, abrigando esperanzas de ser, en sus palabras, el primer “homme libre” en llegar al núcleo del planeta. Allí falleció de hipotermia, veinte horas después de su desembarco. Fue enterrado en el cementerio local de Reykjavík, donde permaneció hasta 1930, cuando sus restos fueron repatriados.
Durante la Segunda Guerra Mundial, su tumba fue profanada por soldados alemanes, a causa de una creencia popular que atribuía a sus huesos la propiedad de otorgar a quien los poseyera invisibilidad temporal. Se desconoce el paradero actual de sus restos.

La importancia del pensamiento delachatouilleriano radica no tanto en las obras publicadas por Émile De La Chatouiller, las cuales fueron pocas y de escaso valor, sino en análisis posteriores y acercamientos innovadores que de estas hicieron estudiosos alemanes. Entre ellos, el célebre erudito Johann Von Tür, de quien se dice que L’ Avant-Garde Métapysique no tenía lugar en su biblioteca, dado que se hallaba siempre sobre su escritorio, siendo su libro de cabecera. Al mismo Von Tür se atribuye la cita: “De La Chatouiller constituye el último ejemplo de un exponente de la Vanguardia Metafísica Clásica, inaugurada por Anarawd Cadell y Thomas Seisyllwg, y el primero de la Neo-Vanguardia Metafísica, que llega hasta nuestros días.”

Imagen: Retrato de Émile De La Chatouiller a los 25 años. Fotografía de Gérard De La Chatouiller. 1879.

domingo, 20 de julio de 2008

Disquisición concerniente a la Vanguardia Metafísica

¿Qué es la Vanguardia Metafísica? ¿Es una religión? ¿Es un sistema de pensamiento? Resulta difícil determinarlo. Para comenzar a abordarla de una manera sencilla, hablaremos brevemente de su historia, según aparece en el manual del teórico alemán, Johann Von Tür, (Geschichte die Metaphysik Vorhut):

“Los legos en la materia señalan el origen de la vanguardia metafísica en los primeros años del siglo XIII, cuando surgió la necesidad de encontrar una aplicación directa del Álgebra Espectral medieval a las problemáticas teológico-metafísicas del momento.
El fundador de dicho movimiento, William Anarawd Cadell (1244-1261), monje maltés, eminente matemático y alquimista ítalo-inglés, lo definió como “La [búsqueda] inacabable de una realidad trascendental que atraviesa todos los planos de la existencia humana, sin excepción alguna.” (De Prima Acies Metaphysis, 352) En su trabajo sobre el ocultismo, Anarawd Cadell habló de una “Necesidad primordial de entrar en contacto con los ideales de lo genéricamente taxativo”.
Su discípulo Thomas Seisyllwg (1253-1287) rompió con la tradición iniciada por Anarawd Cadell de dar definiciones ambiguamente oscuras sobre la disciplina, dando una definición engañosamente vaga: “la Vanguardia Metafísica supone la razón por la cual concertamos diversas realidades hiperbólicamente disímiles, en un Totum inverso y contrapuesto a las categorías establecidas en la obra de Aristóteles”. Seisyllwg postuló un orden en el cual los opuestos se mantienen unidos en un plano de lo contingente, dramáticamente advenedizo, generando así un equilibrio semi-estable de yuxtaposición de estados.
En los siglos posteriores, y con el paso del tiempo, esta disciplina evolucionó, llegando a abarcar prácticamente todas las expresiones artísticas, culturales, y científico-filosóficas, en lo que el erudito francés del siglo XIX Émile De La Chatouiller denominó “el triunfo del espíritu ocultista sobre la racionalidad ontológicamente superlativa del pensamiento occidental” (L’ Avant-Garde Métapysique).”

Para un segundo acercamiento, cito un fragmento de mi obra Vanguardia Metafísica para Principiantes (McGraw-Hill, 1988): “Si pensamos el mundo, a la manera de Anarawd Cadell, como una “totalidad de proporciones sustanciales”, resulta indudable que cada manifestación humana, en tanto que manifestación del espíritu común a todos los hombres, lleva en sí misma la firma, o si se prefiere, la afirmación de la existencia de una entidad extra-dimensional, como la mencionada por Descartes”.
Entonces, resulta de esto que la Vanguardia Metafísica no es sólo un sistema de pensamiento, como algunos estudiosos han sostenido, sino la totalidad de la experiencia vital inherente al ser humano. La función de este blog no es otra que la de reunir material de diversas fuentes, poemas, pinturas, ensayos, piezas musicales y otras expresiones artísticas, creadas por los notables seguidores de Anarawd Cadell, de Thomas Seisyllwg, y de la llamada “escuela de Chelmsford”, con el único interés de difundir el que considero ser el movimiento intelectual más rico y matizado de los últimos dos milenios.

Imagen: “Retrato de William Anarawd Cadell y Thomas Seisyllwg”. Anónimo.